Seguramente no has escuchado hablar de la Cueva de Luciérnagas en Nueva Zelanda. Siempre pero siempre hablan de lo hermoso que es ese país: sus playas, montañas, naturaleza. Todo increíble, si. Pero a veces lo más increíble no esta en la superficie, sino que hay que aventurarse para descubrirlo.
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Tienes que ir a la localidad de Waimoto. Ahí, en la isla norte esta esta Cueva de Luciérnagas. De afuera ves una pequeña entrada y te imaginas lo oscuro que va a estar adentro. Pero una vez que estés adentro vas a quedar con la quijada por el suelo. Parece que entraste a un escenario de noche lleno en donde el cielo está lleno de estrellas. Pero no son estrellas, son luciérnagas.
Es un paisaje único. Jamás había visto algo parecido en mi vida. Es un lugar mágico en el que vas a quedar atrapado.
Solo para que sepas un poco más te cuento que el tipo de luciérnaga que está en estas cuevas es autóctono de Nueva Zelanda. Y se llama glowworm (gusano brilloso) como el nombre de este lugar en inglés. Entre más hambre tienen estos bichitos más brillas para llamar la atención de sus presas.
Y seguro que no lo ibas a hacer, no? Pero por las dudas te aviso que no los toques. No hacen nada, pero hay que cuidarlos. Es una zona protegida y un buen viajero no toma «recuerdos» de los lugares que visita.