En muchos países de Latinoamérica está mal visto comer en la calle, muchos temen por su salud -y su glamour, ¡obvio!-, pero en México es bastante común, y no es que la comida callejera mexicana sea la más saludable del mundo, pero existen tantas opciones que siempre hay algo para complacer a un paladar hambriento.
La cultura de comer en la calle data de la época prehispánica, de la antigua Tenochtitlán, y aún no ha muerto, de hecho está creciendo con los food trucks siendo tendencia; actualmente las calles del D.F. parecen un gran comedor si las miras con atención. Es muy fácil perderse entre tantas opciones, así que aquí te dejamos una guía para entenderlas mejor y evitar un episodio de la “Venganza de Moteczuma”.
Mira muy bien a tu alrededor
Bueno, sí, como con toda comida callejera, la mexicana tiene sus riesgos, pero antes de cerrarte a la posibilidad de disfrutar un buen taco de cecina en algún puestito ambulante, sigue un par de recomendaciones básicas de higiene: mira bien lo que hay alrededor del sitio en el que vas a comer y asegúrate de que la basura esté lejos de la comida y que el lugar luzca limpio según los estándares generales; que los utensilios que están en contacto con la comida estén limpios y no sean reusados sin lavarlos previamente; que laven bien los ingredientes crudos, que son los que corren mayor riesgo de estar contaminados (la lechuga, el cilantro, la cebolla picada, etc.); que quienes preparan la comida luzcan lo más prolijos posible; que el lugar tenga clientela, porque si hay gente debe ser bueno, ¿no? De hecho, si puedes consultar a un local antes de decidir el sitio, mejor; y por último, asume tu responsabilidad, si tienes todo el día en la calle, lávate las manos antes de comer, especialmente porque casi todo lo vas a comer con las manos.
El picante
Los niveles de picante en México son: muy picante, para machos y fuego. Si no eres mexicano, probablemente no estés acostumbrado al tipo de picante que se usa allá. Chile y más chile, en la comida, en las frutas y en los dulces. No importa si te gusta el picor en la boca, la mejor sugerencia es llevarlo con calma al principio, pedir todo sin picante (porque igual seguramente le pondrán un poquito) e ir colocándole poco a poco en función de tu aguante. Si se te fue la mano y las lágrimas se te salen solas, pide limón o tomate, siempre tienen a mano para los novatos.
Vitamina T
Lo básico: tacos, tamales y tortas. Obviamente si pisaste México tienes que comerlos. Tacos carnitas, con costilla, alambre, campechano, de canasta, barbacoa, cabeza o al pastor, pídelos con todo (cebolla y cilantro) y prueba las salsitas que hay a disposición para completar el mejor mix de sabores. De desayuno, cómete una torta de tamal, que es un pan relleno de tamal (un bollo de masa de maíz relleno de carne o vegetales). Y para la resaca, una torta de chilaquil, que son tortillas fritas con queso y cebolla, acompañadas de salsas de mil colores. A estos básicos que todos conocemos se le suman los tlacoyos (una tortilla gruesa de maíz y frijoles, rellena y cubierta de ingredientes deliciosos), las gorditas (masa de maíz rellena de chicharrón y frita en manteca), las quesadillas, burritos, fajitas, nachos y varios más. Todos dignos de ser parte de la experiencia.
Lo más saludable
Si eres de los que cuida la dieta, la “Vitamina T” seguro se sale de tus estándares, pero en México hay muchas más opciones, como los esquites, que son vasitos de elote (maíz o choclo) cocido y condimentado. Si quieres la versión más light, no pidas mayonesa, crema ni queso, solo aderézalos con limón y sal. También están los soples, que son tortillas de maíz (carbohidrato con fibra, libre de gluten y con bajo índice glucémico), frijoles, carne (pídela asada) y queso blanco. Y para acompañar las comidas, aguas frescas sin azúcar o chantilly.
Lo que no puede faltar
En los mercados vas a encontrar grillos y chapulines fritos con limón. Para muchos esto puede parecer nada menos que asqueroso, pero una vez que te olvidas de las similitudes con otros bichos rastreros, pueden ser una verdadera delicia. Pide un poco de guacamole para acompañarlos. También tienes que probar las patas de pollo, si bien lucen un poco desagradables, son muy gustosas y una gran fuente de colágeno y calcio, además ayudan a subir las defensas y tienen muy poca grasa, así que cómelas libre de culpa.