Un cazador cántabro protagonizó un momento tan tenso como extraordinario cuando un oso pardo apareció a pocos metros de su puesto durante una cacería en el suroeste de Cantabria. Lejos de reaccionar con violencia o miedo, el hombre decidió guardar su rifle, mantener la calma y grabar la escena para avisar a sus compañeros y evitar cualquier daño al animal.
El video, compartido por David Fernández, colaborador habitual de Club de Caza, se difundió en sus páginas de Facebook e Instagram (Batidas Jabalí), donde rápidamente generó impacto entre cazadores, naturalistas y defensores de la fauna silvestre.
Según el relato, el cazador llegó a su puesto y escuchó un sonido extraño, parecido a un rasguño contra un árbol. Lo que jamás imaginó es que, instantes después, un oso pardo adulto se plantaría frente a él, avanzando sin emitir ruido alguno. En cuestión de segundos, el animal se encontraba a muy pocos metros, una distancia peligrosa para cualquier persona.
“Menudos momentos, tan mágicos como de tensión vivió un compañero durante la cacería que tuvimos este pasado fin de semana. Al llegar al puesto sintió un ruido extraño… Lo que menos esperaba es que un oso se iba a plantar a escasos metros. Templó los nervios, posó el rifle y cogió su teléfono para inmortalizar el documento de naturaleza”, narró Fernández.
El gesto del cazador fue ampliamente valorado por la forma en que priorizó la protección del oso, tomando todas las precauciones para no asustarlo ni ponerlo en peligro.
Actualmente, en España viven aproximadamente 440 osos pardos, distribuidos en dos grandes núcleos: unos 370 ejemplares en la cordillera Cantábrica y alrededor de 70 en los Pirineos. En la zona cantábrica, la población se divide en dos subgrupos —occidental y oriental— que se extienden por Asturias, Cantabria, Castilla y León y una pequeña parte de Galicia.
El avistamiento confirma la recuperación progresiva del oso pardo en la península, una especie protegida cuya presencia sigue siendo excepcional y especialmente delicada en zonas de caza.
El encuentro termina siendo una prueba de que la convivencia entre humanos y fauna salvaje es posible, incluso en los momentos más impredecibles.
