En una sorprendente revelación que ha dejado perplejos a muchos, una estatua romana con casi dos milenios de antigüedad fue hallada por obreros que construían un estacionamiento en el Reino Unido.
Durante trabajos de renovación en la finca del siglo XVI, Burghley House en Peterborough (Inglaterra), el conductor de una excavadora, Greg Crawley, hizo un descubrimiento extraordinario el año pasado. Al maniobrar la maquinaria, se topó con la cabeza de mármol de una dama romana.
El hallazgo no se detuvo ahí. Dos semanas más tarde, cerca del lugar original, fue encontrado un busto, también de origen romano. Estas reliquias, limpiadas, examinadas y meticulosamente ensambladas por un restaurador, fueron datadas en el siglo I o II.
Los expertos observaron un detalle fascinante: una espiga de hierro había sido añadida a la estatua, permitiendo su fijación a un busto o pedestal. Este detalle arrojó luz sobre la posible procedencia italiana de la escultura, sugiriendo que fue adaptada en el siglo XVIII por anticuarios italianos para la venta a aristócratas europeos que viajaban por Italia en aquella época.
El noveno conde de Exeter, Brownlow Cecil, figura clave en la historia de Burghley House, era conocido por su afición a los viajes y su pasión por coleccionar obras de arte. Durante uno de sus viajes a Italia en la década de 1760, adquirió numerosas antigüedades, entre ellas, se cree, esta estatua romana.
Sin embargo, el misterio rodea el destino final de estas piezas arqueológicas. ¿Cómo terminaron enterradas en un estacionamiento? Desde un robo frustrado hasta un deshacerse casual de la estatua, diversas teorías han surgido para explicar este enigma.
Para Greg Crawley, el conductor de la excavadora, el descubrimiento fue emocionante y revelador. “Fue una sensación increíble haber encontrado algo tan antiguo y especial”, expresó Crawley, añadiendo que este hallazgo representa uno de los momentos más destacados de su carrera.
La estatua romana, ahora expuesta junto a otras piezas en Burghley House, testimonia el legado de los antiguos imperios y nos recuerda que, incluso en los lugares más insospechados, podemos encontrarnos con vestigios de nuestro pasado milenario.