Bélgica, el país de Europa Occidental conocido por sus ciudades medievales, su arquitectura renacentista y algunas particularidades que la convierten en un destino único, ha implementado una iniciativa más que admirable: para garantizar el acceso de las personas a los libros y, para esto, la debida apertura de librerías, se ha decretado al libro como un «bien esencial» más, sumándose a las necesidades básicas como la alimentación y la atención a la salud.
Para los amantes de la lectura, la apertura de librerías tras varios meses de confinamiento ha sido una medida muy esperada, sin importar realmente en qué parte del mundo se encuentren. Y es que, al tratarse de un rubro que, desafortunadamente, no califica como «necesidad», la habilitación de dicha actividad ha quedado relegada en muchos países. Sin embargo, en este país han decidido marcar la diferencia.
Convencidos de que la literatura ayuda a sobrellevar la angustia o la falta de planes y rutinas a causa de la pandemia de coronavirus, ante un nuevo escenario de crisis sanitaria en el país a causa de esta segunda ola que afecta al continente, en Bélgica han optado por contribuir al cuidado de la salud mental tanto como la importancia que se le da a la salud física.
“Nos parece esencial desarrollar una atención (…) a nivel de la salud mental de todos los belgas. La cultura tiene un papel enorme que desempeñar”
Georges Gilkinet, el viceprimer ministro en diálogo con el diario Le Soir.
Cabe destacar que el gobierno del primer ministro Alexander De Croo decidió para todo el territorio belga un “confinamiento más severo” a lo que se vendría implementando durante estos últimos meses con la implementación a mediados de octubre del cierre de bares y restaurantes, la recomendación del teletrabajo y un toque de queda entre medianoche y las cinco de la mañana.
Por lo pronto, esta nueva etapa de aislamiento durará unas seis semanas. A partir del próximo lunes, se ordenará el cierre de todos los comercios no esenciales pero, a raíz de esta iniciativa, las librerías podrán permanecer abiertas:
“El libro corresponde a una clara necesidad en un período de angustia, de incertidumbres, que cada uno se refiere a su propia mortalidad, a la precariedad de la existencia”.
Marc El Khadem, especialista del departamento de ciencias humanas en la librería Tropismes, en diálogo con la AFP.
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