¿Qué cambió (adentro tuyo) después de vivir en otro/s país/es?

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Redactor
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Si tenías objetivos, los cumpliste.
Tuviste la fuerza necesaria para alcanzar lo que querías.
Pero seguramente ya no seas el mismo, al menos interiormente.

Estas son las principales cosas que seguramente cambiaron cuando volviste después de varios meses a tu casa, si es que se puede seguir llamando así.

1- Ya no tenés miedo.

El miedo desapareció el día en que te animaste a sacar el pasaje solo de ida. El momento en que diste el primer paso, dejando todo atrás.

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2- Conoces la libertad.

No es que no fueses libre del todo. Pero habías llegado a un punto en que sabés que algo no andaba bien y que todavía te quedaba un intento de no aceptar la comodidad en que vivías. Ahora disfrutas tu vida de otra manera, sin ataduras del pasado y descubriendo el mundo que te rodea.

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3- Hablas muchos idiomas, pero ninguno a la perfección.

Llegaste a lugares donde no entendías ni una palabra. Pero de a poco fuiste conociendo las expresiones básicas para sobrevivir y más también. Y así en varios lugares. Caótico y divertido a la vez.

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4-Formas de comer.

No te quedó más opción que cambiar tus hábitos de alimentación. No encontrabas todo lo que acostumbrabas o tu plato favorito. Pero no siempre fue un cambio para mal. Al contrario, ahora conoces nuevos platos y sabores que ampliaron tu menú.

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5- Aprender a decir adiós y a disfrutar.

Las despedidas se volvieron algo muy frecuente y aunque no sea fácil te acostumbraste a desprenderte rápido. Ahora disfrutas cada momento, ya que no sabes cuándo se pueda repetir.

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6- Vivir con menos.

Todo el nivel de consumo que tenías antes de salir es ahora insignificante. Todo, pero todo, lo que necesitas es lo que entra en tu mochila. Lo que puedas llevar con vos mismo, es tu casa.

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7- No saber que es lo normal.

Aprendiste y aprehendiste muchísimas de las formas de vivir que hay. Otras comidas, otros trabajos, otros lugares donde dormir, otros paisajes que ver, que ya no sabes que es normal y que no.

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8- Nuevos amigos, nueva familia.

Una de las cosas más reconfortantes de todas es que hay mucha gente persiguiendo lo mismo. Conociste mucha gente, compartiste con otros tantos, que seguramente se convirtieron en tu familia. No estabas tan equivocado, esa técnica de crecer era cierta.

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9- Aprendes a ser mejor persona.

Te diste cuenta que las apariencias engañan. Pero que aun así es muy importante seguir tu instinto. Que cuando no podes hacer el bien, al menos no hagas el mal. Que es verdad que la esencia de la vida está en los detalles. Que es mejor estar contento que enojado. Que no somos nadie para juzgar a los demás. Confirmaste que la buena vibra atrae más y mejor de ella. Y te recordó que vale la pena confiar en las personas.

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10- No es el lugar, son las personas.

A veces vale más estar en buena compañía en cualquier lugar que estar solo en el mejor lugar del mundo. Aprendiste que tenés una capacidad de adaptación increíble. Y que a veces estar con uno mismo tampoco es estar solo.

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Por todo esto saliste, no a recorrer el mundo de vacaciones, no a realizar una revolución, pero sí para dejar de anhelar, para dejar de reprimir. Para saber que, al menos, una vez en la vida cumpliste tu sueño y fuiste libre.
El mundo es redondo, el fin del camino puede verse también como el inicio. Los polos en algún punto se unen y ese el punto al que hay que llegar. El punto del que no hay que volver.

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