Cada invierno que llega trae una nueva sorpresa.
Esta vez en Europa, con el comienzo de los fríos más intensos y las fuertes nevadas, se produjo un fenómeno tan llamativo y como hermoso.
Y por suerte había alguien presente para poder no solo disfrutarlo sino también compartirlo a todos los que no pudimos estar ahí. Un tal Tomas Ñuñuk y su amigo, mientras hacían una excursión por el macizo montañoso de los Tatras, en Eslovaquia, se toparon con este particular lago.
El agua del lago de este parque nacional se había congelado formando una capa maciza de hielo de una transparencia casi perfecta. Estos viajeros caminaron sobre la masa congelada con ciertas precauciones y, sobretodo, con sorpresa por el fenómeno tan inusual como atractivo que estaban viviendo.
Los autores no han facilitado la localización exacta del lago, por eso nosotros por lo menos te lo mostramos.