Decir que es la mujer que más acompañó nuestras infancias -luego de madres, abuelas y algunas que otras tías- es poco. Nacida el 1 de febrero de 1930 en Villa Sarmiento, María Elena Walsh logró convertirse en una inolvidable poetisa, escritora, cantautora, dramaturga y compositora argentina. Marcó a muchas generaciones sí, pero nada se compara con el legado a futuro que dejó y quedará vigente quién sabe por cuántos años más. En consonancia, la casa de María Elena Walsh será convertida en un espacio cultural abierto al público para que la comunidad pueda aprender más todavía de esta referente.
Los elogios que se crearon para ella son dignos de una deidad: algunos dicen que es como un «mito viviente, prócer cultural y blasón de casi todas las infancias«. Por su parte, el escritor Leopoldo Brizuela ha ordenado en palabras el valor de la argentina describiendo que su creación «configura la obra más importante de todos los tiempos en su género, comparable a la Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carroll o a Pinocho. Una obra que revolucionó la manera en que se entendía la relación entre poesía e infancia«.
Y es que no es para menos tratándose de, ni más ni menos, que una mujer que se ha consagrado a partir de sus obras infantiles, entre las que se destacan el personaje/canción Manuelita La Tortuga, El reino del revés, Dailan Kifki y El Monoliso. María Elena cautivó a chicos como a grandes por igual, siendo autora de varias canciones populares para adultos: entre ellas Como la cigarra, Serenata para la tierra de uno y El valle y el volcán.
Sin dudas, una referente indiscutida en el cancionero popular argentino con creaciones musicales como La vaca estudiosa, Canción de Titina, El reino del revés, La pájara Pinta, La canción de la vacuna (conocida como El brujito de Gulubú), La reina Batata, El twist del mono Liso, Canción para tomar el té, En el país de Nomeacuerdo, La familia Polillal, Los ejecutivos, Zamba para Pepe, Canción de cuna para un gobernante, Oración a la justicia, Canción de caminantes, entre otras.
Ahora, mediante una gestión conjunta entre el Ministerio de Cultura de la Nación; el Ministerio de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica de la Provincia de Buenos Aires y el Municipio de Morón, María Elena Walsh seguirá emocionando a quien quiera conocer en profundidad su historia gracias a la apertura de su casa natal como un espacio dedicado a su vida y obra.
La casona de la inolvidable cantauora, escritora, poeta y compositora María Elena Walsh, ubicada en la calle 3 de febrero de Villa Sarmiento, en el partido de Morón, finalmente pasará a manos del Estado con el propósito fundamental de convertirla en un espacio cultural destinado a toda la comunidad.
A través de una articulación entre el Ministerio de Cultura de la Nación, la Provincia de Buenos Aires y el Municipio de Morón se adquirió la casa de una de las máximas referentes de la cultura argentina. La propiedad, que se encontraba deshabitada desde hace muchos años, pertenecía a una familia que oportunamente la compró a la familia Walsh.
De esta forma, se firmó la escritura de compra a nombre del Municipio de Morón con fondos girados por el Ministerio de Cultura de la Nación, a partir de un convenio firmado entre el Ministro Tristán Bauer y el Intendente Lucas Ghi. El objetivo es convertirla en un espacio cultural abierto a la comunidad, que a través de la evocación de su figura y de la difusión de su obra de paso a nuevas creaciones artísticas.
“La recuperación y la puesta en valor del patrimonio cultural bonaerense es una política de Estado”, explicó el ministro de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica de la Provincia, Augusto Costa, quien destacó que la adquisición pública de la casa de la infancia de María Elena Walsh apunta a “convertir un edificio de gran peso simbólico e histórico, en un espacio activo de integración, producción cultural y fortalecimiento de las identidades bonaerenses”.
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