Todos los años, las tortugas Carey (especie en vía de extinción) dejan el mar y llegan a Playa Blanca, en la isla Barú de Cartagena, para depositar sus huevos.
Sin embargo, la gran masa de turistas que visita la isla está amenazando el proceso natural. Para evitar la degradación del ecosistema el Ministerio Nacional de Ambiente decidió cerrar las playas.
De manera gradual se iría cerrando la zona norte de Playa Blanca, en la isla Barú, para garantizar la anidación de las tortugas carey.
Pese a que la Alcaldía de Cartagena prohíbe acampar en la zona, los viajeros se instalan en las playas, arman sus carpas, cocinan en estufas artesanales y usan los árboles como tendederos de ropa.
La contaminación cambió las condiciones naturales necesarias para que las tortugas marinas lleguen a construir sus nidos, donde se reproducen y dejan sus huevos hasta que sus crías salen y regresan al mar.
Otra amenaza para esta especie en peligro de desaparecer tiene que ver con la captura por parte de los pescadores, que venden su carne para alimentación y usan su caparazón para elaborar accesorios como anillos y pulseras.
El proceso de las tortugas Carey comienza en menos de un mes. Por eso, el Ministerio de Ambiente anunció el cierre del balneario de Barú durante siete meses, a partir del próximo 10 de mayo y hasta el 30 de noviembre.
Así, se va a respetar el período de reproducción animal y se evita una mayor degradación del ecosistema.
«El Parque Natural no se va a cerrar, solo el sector norte tendrá restricciones, pero con el fin de preservación de la especie. Ahora, los operativos de vigilancia y control continúan en las playas, y sólo se permite el ingreso a 3.124 personas por día, que se nos puede elevar a 3.500. Antes podían llegar hasta siete mil personas, lo que constituía un crimen ambiental», señaló Yolanda Wong, secretaria del interior de Cartagena.