China le encomendó a más de 60.000 soldados la tarea de plantar árboles con el fin de enfrentar el calentamiento global y la contaminación del aire.
Se espera que los bosques recién plantados cubran un área de más de 52.000 kilómetros, aproximadamente del tamaño de Irlanda, ya que el país apunta a aumentar la cobertura forestal al 23% de la superficie total de tierra para el final de la década.
Un gran destacamento del Ejército Popular de Liberación, junto con miembros de la fuerza policial armada, fueron retirados de sus puestos en la frontera norte para trabajar en tareas no militares en el interior.
La mayoría se encuentran desplegados en la provincia de Hebei, que rodea a Beijing y se conoce como un importante contribuyente al notorio smog que cubre la ciudad capital.
La provincia de Hebei, altamente contaminada, se ha comprometido, por su parte, a aumentar su cobertura forestal total al 35% a finales de 2020.
La fuerza policial armada ahora tiene un ala forestal especialmente designada para patrullar y ejercer la jurisdicción en áreas boscosas, como la cordillera nororiental del Gran Khingan, apodada «pulmones verdes de China», en las provincias de Heilongjiang y Mongolia Interior.
