Seguro que nunca habías imaginado que alojarte en un molino de viento como si de un hotel se tratara fuera posible, pero sí que lo es. Se llama Cley Windmill y está en Cley, en la zona norte de Norfolk, al noreste de Londres. Es uno de los hoteles más originales y curiosos de Inglaterra, al estar situado en una zona de campo, motivo por el que ha sido protagonista de algunos reportajes.
El hotel actual está en el antiguo edificio de un molino de viento que se construyó en el Siglo XVIII. La construcción original ha resistido el paso del tiempo y de desastres naturales como incendios o inundaciones. Con los años fue cambiando de propietarios, pero en 1919 quedó abandonado durante un tiempo porque nadie se interesó por él, hasta que llegó Sarah Wilson. Esta emprendedora vio en la vieja y destartalada estructura un potencial increíble que supo aprovechar.
Sarah contrató a arquitectos e ingenieros para que dieran forma a lo que ahora es el hotel Cley Windmill. Su objetivo era reformar el interior y restaurar el exterior pero sin modificar su estructura ni apariencia. Su requisito fue mantener las enormes aspas y la apariencia externa de molino de viento, para así poder ofrecer un alojamiento único a sus futuros huéspedes. Tanto el interior del molino, como los establos y el palomar, se adecuaron para hacerlos habitables. Además, se creó un estilo diferente en cada planta, creando estancias bien diferenciadas.
La planta baja cuenta con un salón a modo de restaurante, el cual conserva las vigas originales de 1713, que antiguamente sostuvieron el almacén. Con una forma circular y una decoración basada en muebles antiguos, podrá sentarse en alguno de sus acogedores sofás junto a la chimenea. El hotel cuenta con varias plantas de altura y en cada una de ellas encontramos diferentes habitaciones temáticas, cada una con un nombre distinto.
En la primera planta encontramos las habitaciones ‘Trigo’ y ‘Cebada’, con una decoración similar en tonos madera. Ambas tienen capacidad para dos personas y la primera ofrece vistas al mar mientras que la segunda tiene vista al pueblo. La ‘Sala de piedra’ es una de las más icónicas, al tener una gran viga atravesando la habitación y una bañera con vistas. La ‘Sala del río’, donde antiguamente se almacenaba el grano, está en la planta baja y ofrece un acceso directo a los jardines.
