La capital y mayor ciudad de Portugal es, curiosamente, una gran desconocida para muchos españoles. Aunque Lisboa podría entretener a un viajero curioso durante semanas, yo, que he vivido allí durante un año, os ayudaré a planear un fin de semana inolvidable en una de las ciudades más bonitas de Europa.
Como no disponemos de mucho tiempo vamos a tener que priorizar y a la hora de decidir cuál es el destino más imprescindible dentro de la ciudad, es muy probable que Alfama y el Castillo de San Jorge se lleven el premio. Por experiencia, os recomiendo que si os habéis trasladado a Lisboa en coche, nada más lleguéis a la ciudad lo dejéis aparcado y os compréis un abono de transporte para todo el día. Creedme, Lisboa no es una ciudad para visitar en coche, y mucho menos si no la conocéis previamente. Una vez hecho esto, dirigiros a Plaza Figueira, donde os encontraréis con el tranvía número 28, que os dejará en la puerta del Castillo de San Jorge.
Desde allí tendréis unas excelentes vistas de toda Lisboa. Además, tendréis a vuestros pies dos de los barrios con más personalidad de la ciudad: Alfama y Mouraria. Para muchos, estos barrios representan la verdadera Lisboa, la que está aderezada con el fado y el buen bacalao. Precisamente, si después de visitar el castillo os entra un poco de hambre, estáis en uno de los mejores lugares para probar la gastronomía autóctona. Echad un vistazo a TripAdvisor y dejaros llevar por vuestro instinto, es muy difícil que tengáis una mala experiencia.
Alfama también es popular por ser uno de los barrios de Lisboa que ofrece mejores espectáculos de fado, canción popular portuguesa caracterizada por un sonido melancólico que, si la cantan bien, os pondrá los pelos de punta.
Digamos que dedicáis todo el día (que os sabrá a poco) a disfrutar de esta zona. Para poner la guinda a una jornada repleta de atractivos turísticos, siempre que os guste el juego y el esparcimiento en general, podéis dedicar la noche al Casino de Estoril, considerado el más grande de Europa. Este gigante complejo de ocio y entretenimiento también ofrece espectáculos fantásticos: el Teatro Auditorio, el Estoril Mandarim Restaurant, una galería de arte, el Zeno Lounge y la famosa discoteca Zézebel. Eso sí, si nunca habéis jugado al blackjack y queréis aventuraros por primera vez, es importante que consultéis una guía de confianza antes.
Nos adentramos en el ecuador del fin de semana y, por orden de prioridad, lo que toca al día siguiente es ir a Chiado y a Barrio Alto.
Una vez más, el tranvía 28 os llevará a estos barrios. Es importante que paréis en Plaza de los Restauradores y utilicéis alguno de sus famosos elevadores: el de Santa Justa o el de Gloria. El primero conecta La Baixa con Barrio Alto y se ha convertido en toda una atracción turística desde 1902; el segundo, menos espectacular, tiene la misma apariencia que un tranvía o un funicular, pero recorre una corta y muy empinada distancia.
Chiado se reconstruyó prácticamente por completo después del incendio de 1988, algo que resulta evidente cuando paseas por esta vieja y encantada ciudad. Es un barrio lleno de tiendas, elegante y señorial. Sin embargo, cuando llegamos a Barrio Alto algo cambia. Las calles y las gentes se tornan más auténticas y propias del lugar. Cafeterías, bares, restaurantes… Barrio Alto es el centro neurálgico de la actividad nocturna de Lisboa (antes de iros de discotecas). Además, también es un lugar inmejorable para escuchar fados.
Más de un lisboeta me reñiría si termino este artículo sin recomendaros, siempre que os quede tiempo, visitar el Parque de las Naciones y el Mirador de Graça, así como sitios cercanos a la ciudad como Belém (no os olvidéis de probar los pasteles típicos del lugar si vais), Sintra, Cascais, etc. Creedme, podríais estar meses descubriendo Lisboa y sus alrededores
