Desde al Aeropuerto de Benito Juárez en CDMX, procedentes de Madrid, tomamos la autopista 150D para recorrer los 290 km que nos separan hasta la ciudad veracruzana de Córdoba (200.000 habitantes). Esta es la puerta de entrada de la marca turística “Sierra del Café”, premiada por su “Excelencia turística”.
Nos cuentan que los tres acontecimientos más importantes de la ciudad: su Fundación, la Batalla de 21 de mayo y la firma de los Tratados de Córdoba dieron identidad a esta Honorable Villa, privilegiada por su clima y beneficiosa para la agricultura.
¿Dónde alojarse?
En la ciudad nos alojamos en el Hotel Villa Florida, aunque la ciudad también dispone de otros buenos hoteles como el Comfort Inn, Hotel Bello, Mansur o el HB Córdoba. Los precios por noche suelen ser muy accesibles, en cualquiera de ellos no suelen superar los 50 dólares.
La ruta del café
Después de probar un buen lechero (café con mucha leche) como se le conoce en Córdoba, visitamos el Museo del Café en el centro de la ciudad. Allí, una guía de la oficina de turismo nos recoge en un microbús e iniciamos nuestra ruta por la Sierra del café para visitar una plantación cafetalera y la comunidad rural de San Bartolo. Con un poco más de tiempo, merece la pena acercarse hasta la Hacienda Guadalupe, cuna del café, el primer lugar de México donde se implantaron las plantas de café traídas desde Cuba.
Aquí nos recibe Juana Guzmán, una mujer que pone pasión en su trabajo y que nos ofrece una agradable experiencia para conocer el proceso de elaboración del café de calidad: un fruto se extrae a una altura de 1300 metros y su elaboración tradicional orgánica no posee sustancias químicas. Además se siembra junto a otras plantas de mayor altura, como los plataneros, para proporcionar sombra y humedad.
Abandonamos San Bartolo para regresar a nuestro punto de partida y visitar el Museo del Café, un espacio donde se explica todo su proceso y se da la oportunidad de conocer la identidad cafetalera de Córdoba, así como se puede apreciar algunas de las plantas de café más populares que se encuentran en la zona. En este lugar, nos muestran murales, uno de ellos del artista local Miguel Valiñas, inmortalizando a la “Negra Moya”, una mujer de raza negra que destacó por su trabajo en la defensa de los derechos laborales y sociales de las mujeres.
¿Dónde queda?
El Museo del Café se encuentra en el Parque 21 de mayo, principal plaza de Córdoba, la cual nos recuerda mucho al urbanismo de las ciudades españolas. Si querés más información sobre este Museo puedes buscar su página en Facebook (aún no tienen página web).
Y ahora sí… a probarlo!
En el bar del museo nos muestran una cata de distintos cafés, y nos sorprenden con un cóctel cafetalero conocido como “Matrimonio Cordobés” y una especialidad de infusión bautizada con el nombre de “Abril”, preparada con la pulpa del café y frutos rojos. Aunque el cóctel más popular es “La Negra Moya”, elaborado con un café expreso y licor de caña.
Los baristas de este Museo también han creado el “Mojito de Café” que se elabora con café expreso, licor de caña, jugo de limón, hierbabuena, ron cordobés y soda. En la tienda del museo además ofrecen otros productos, café de autor, en cada paquete de café se inscribe el nombre de su productor, los precios suelen ser de unos 8 dólares.
El Palacio Municipal
Abandonamos el Museo para visitar el sobrio Palacio Municipal, de estilo neoclásico con influencia francesa. Cuenta con 21 arcos que simbolizan la heroica batalla del 21 de mayo. Durante la noche un espectáculo de mapping revive la historia de la ciudad. En el interior
hay un extraordinario mural titulado “Córdoba por siempre” del artista local Jaime Sánchez. Relata la historia cordobesa y da rostro a personajes y personalidades de la ciudad.
En el centro de este parque se localiza un templete que a veces comparten los músicos para ofrecer conciertos y los jueves en la tarde se puede bailar el “Danzón” un baile de ritmo sencillo, elegante y que se cree que llegó a la región desde el viejo continente, a través de Cuba.
Cruzamos el parque y seguimos con nuestra ruta para dirigirnos a la Catedral y visitar su interior. Fue construida en el XVII, sobria pero equilibrada, con un gusto neoclásico y otros representativos como el jónico, francés y toscano. Su interior con planta de cruz, tienes estilos barroco y dórico. No dejes de admirar la belleza del Sagrario y el Altar, una extraordinaria obra de arte.
La Catedral
La cúpula está cubierta por azulejos traídos desde la cercana ciudad de Puebla, famosa por su cerámica “Talavera” protegida por la Denominación de Origen. En este templo, uno de los más grandes del Estado de Veracruz, se venera con gran devoción a la Virgen de la Soledad, patrona y protectora de los cordobeses y nos cuentan que, dice la leyenda que fue tallada por dos ángeles.
Saliendo de la Catedral, giramos para visitar el Portal de la Gloria, uno de los edificios más identificativos de la ciudad. Actualmente alberga el Museo de la Ciudad, una biblioteca y la Casa de la cultura. El Museo (la entrada cuesta 1,5 dólares) muestra una interesante colección de piezas prehispánicas de las culturas Totonaca, Olmeca y Huasteca.
La biblioteca es un lugar idóneo para el fomento de la lectura, mientras que la Casa de la Cultura además de exposiciones de pintura y fotografía también sirve de escuela de música, baile y artes plásticas. Otro templo religioso que se pueden visitar en la ciudad es la Iglesia de San Antonio de Padua, antiguo convento franciscano, después fue un cuartel e incluso una estación de bomberos.
Siguiendo con nuestro recorrido alcanzamos el ex Casino Español, uno de los primeros edificios en incorporar el Art Nouveau en México en el siglo XIX. Junto al Ayuntamiento y haciendo esquina con la Calle 1, encontramos el edificio más importante de la ciudad y de reconocimiento nacional, una edificación de estilo colonial en cuya planta alta se firmaron los “Tratados de Córdoba”. En su planta alta uno de los mejores restaurantes de la ciudad, ocupando el puesto número 1 en Tripadvisor, “El Balcón de Zevallos”.
¿Qué comer?
En cuanto a la gastronomía, existe en Zevallos una amplia carta de platos bien presentados y condimentados, con picante como no puede ser de otra manera. Paseamos por los soportales y descubrimos otro sugestivo restaurante el “Portal de la Jaiba” donde su cocina es también un referente en la ciudad.
La oferta gastronómica de la ciudad no se circunscribe solo al Parque 21 de mayo, otros restaurantes como “La Brigada”, “Díaz” o “Crepas 30”, ofrecen una cocina autóctona y de ricos sabores, del mar a la tierra, muchos de los productos de sus platillos son de Km 0.
Córdoba es un paraíso para los nuevos foodies y a precios muy asequibles, en
torno a los 20-30 dólares. Como complemento a esta oferta gastronómica, la repostería en Córdoba merece una mención especial, no solo se saborea en sus restaurantes, sino que las pastelerías ofrecen productos de gran calidad como las “duquesas” y “cocadas” de la emblemática pastelería “Don Pedro”.
La capital de la gastronomía
Durante una comida en el restaurante Crepas, compartimos mesa con algunos de los artistas más reconocidos de la ciudad como el ya mencionado Jaime Sánchez, o Martha Sotomayor, excepcional retratista y descendiente de quien fuera durante décadas, Director del Museo del Prado en Madrid.
A unos 10 minutos de este Parque 21 de mayo, visitamos la Ex Hacienda San Francisco de Toxpan (Lugar de los conejos) y uno de los primeros y más importantes ingenios azucareros en el Estado. Un lugar que el Ayuntamiento con buen acierto y mucho esfuerzo está rehabilitando constantemente y que ya da cabida a eventos de cierta relevancia como el “Festival Gastronómico”, que se celebra durante el mes de noviembre, convirtiendo a Córdoba en “Capital de la Gastronomía”.
Por su café, denominación de origen, por su gastronomía, su cultura, la historia y por la calidad y calidez de sus habitantes, te sugiero una visita imperdible a la veracruzana Córdoba.