En plena Isla Colón, en el archipiélago panameño de Bocas del Toro, un castillo hecho de 40.000 botellas plásticas recicladas se convirtió en uno de los proyectos ecológicos más comentados del año. Su creador, Robert Bezeau, conocido como el “Rey del Plástico”, transformó un material asociado al exceso de basura en una estructura de cuatro pisos que hoy ostenta un récord Guinness y un enorme impacto social.
El edificio, bautizado como Castillo Inspiración, se eleva 14 metros y está construido combinando botellas, concreto y acero. Las botellas funcionan como un sistema de aislamiento térmico y, a la vez, generan un efecto visual similar al de vitrales de colores, lo que lo vuelve una pieza arquitectónica única. La obra cuenta con cuatro habitaciones para huéspedes, un área de comidas, una terraza y espacios educativos donde los visitantes aprenden sobre el impacto del plástico en el ambiente y el potencial del upcycling, la reutilización creativa que evita la liberación de microfibras al entorno.

Cuando Bezeau inició el proyecto, la reacción local fue de absoluto escepticismo. “Incluso mi esposa y mi hijo pensaron que estaba loco”, reconoció ante Guinness World Records. Pero a medida que la estructura crecía, la comunidad pasó de la duda a la admiración: cada día el diseño se improvisaba, cambiaba y se ajustaba, hasta que finalmente se convirtió en una obra terminada, sólida y sorprendente.
El éxito del castillo fue tan grande que en 2021 derivó en la creación de la Aldea de Botellas, un complejo que reutiliza unas 200.000 botellas plásticas como aislamiento en diferentes edificios recubiertos con concreto. Allí incluso existe una celda subterránea de 139 metros cuadrados construida con 10.000 botellas, capaz de albergar hasta 16 personas en seis espacios distintos. La aldea funciona como un ejemplo práctico de cómo los residuos pueden transformarse en soluciones habitacionales reales, resistentes a las inclemencias del clima y accesibles para la comunidad.

El trabajo de Bezeau ya recibió reconocimiento internacional, incluido el Energy Globe Award. Aun así, él insiste en que las transformaciones profundas solo ocurrirán si existe un compromiso político claro. “¿Cómo puede ser correcto que bebamos agua de una botella de PET durante ocho minutos y la dejemos en la naturaleza durante 800 años?”, cuestiona. Y propone algo concreto: diseñar envases que encajen entre sí para facilitar su reutilización en la construcción de bancos, mesas, fuentes, cajas de almacenamiento e incluso casas para mascotas.
Para Bezeau, el castillo no es solo un hito arquitectónico: es una demostración de que la creatividad puede convertir los desechos en oportunidades. Y ahora, con su récord mundial, su mensaje resuena más fuerte que nunca. Si querés ver el futuro del reciclaje, quizá esté en un castillo construido con lo que otros tiraron a la basura.




