Es domingo y, según en qué parte del mundo te encuentres, sumarás más o menos cantidad de días de cuarentena. Pero hay algo en lo que, sin importar frontera ni huso horario, quizás puedas coincidir: el domingo pega como domingo.
Un periodista uruguayo cita en un artículo en el sitio El País: “No hay terapia, comida, hijos, fiesta o infusión que pueda cambiarle el rostro a la nochecita del domingo. Estamos ante un ogro despiadado que te arruina el alma con su presencia sórdida y su certeza absoluta del fin de la jarana. Horrible, angustiante, vértigo puro”.
Con un poco de humor, pero con mucho de verdad, leí a alguien comentar que “estar en cuarentena es como vivir en un domingo constante”.
Aunque vale destacar que estar viviendo en un contexto tan excepcional, nos despierta también sentimientos excepcionales y nuestros organismos se enfrentan a revoluciones internas excepcionales que ni los propios domingos conocen.
En estos últimos días muchos nos hicimos amigos de la reflexión y seguramente coincidirás en el pensamiento de que después de haber pasado por esto saldremos convertidos en personas distintas. O, mejor dicho, al menos más evolucionadas y empáticas, más maduras en cuanto a entender ese ‘verdadero sentido de la vida’ del que muchas veces escuchamos hablar pero nunca comprendimos al 100%.
Justamente, en las cosas más simples a las que, por vernos limitados, empezamos a identificar como vitales. No muchos se “rescataban” de la importancia de convivir con la naturaleza hasta que se encuentran encerrados entre cuatro paredes, buscando un rayo de sol como quien busca un tesoro perdido. Nunca habremos valorado tanto los afectos por la familia y las amistades como cuando debimos reemplazar una tarde de miradas, risas o catarsis con mates o con una cena de por medio por un rato de videollamadas. A fin de cuentas, es en situaciones de crisis que aprendemos que la felicidad está en esas cosas simples de la vida.
Pero para sobreponernos a esto habrá que ser más fuerte que las circunstancias y no permitir que muchas veces ese optimismo o la reflexión y aprendizaje de experimentar lo excepcional y/o lo inédito durante esta pandemia se nuble con la presencia del domingo. Que, en estos tiempos se nos presenta en forma de domingo como también de martes, viernes o sábado.
Entre tanta información disponible en estas últimas semanas, y al alcance de la mano para todos, me crucé con un hilo de Twitter de Maynné Cortés (@May_coe), en el que abordaba las posibles emociones negativas de este último tiempo como una consecuencia directa de estar atravesando un proceso de duelo.
¿Tienes muy poca energía, incluso si no has hecho mucho últimamente? ¿No sientes motivación para realizar tus actividades cotidianas?
— Maynné CoEs (@May_coe) March 27, 2020
No es flojera ni apatía, lo más probable es que estés atravesando un proceso de duelo.
Hilo sobre duelo con gifs de The Office ????????
Según definiciones técnicas, el duelo es el proceso psicológico que se produce tras una pérdida, una ausencia, una muerte o un abandono. Es diferente para cada persona y, por ende, se pueden sufrir diferentes síntomas emocionales y físicos: ansiedad, miedo, culpa, confusión, negación, depresión, tristeza, shock emocional.
En diálogo con Intriper, pudimos acceder al contacto con esta psicóloga y guionista mexicana: “Mi enfoque es psico pedagógico, por lo que utilizo métodos didácticos para explicar el funcionamiento de las emociones, los vínculos y los procesos emocionales; con esto busco ayudar a la gente a construir herramientas que se adecuen a sus propios procesos. Aparte de esto también soy activista por las mujeres y la salud mental”. Además, hablamos en detalle sobre cómo hacer frente a a las emociones en este momento tan particular que nos toca vivir:
¿Qué podrías decir de la particularidad de esta pandemia en cuanto a su incidencia sobre las personas? Pienso, más allá de lo que fuera el impacto físico para quienes contraigan el virus, se habla mucho de la repercusión que esto genera en cada uno de nosotros a nivel mental. ¿Cuáles son las dolencias o malestares que enfrentamos a nivel psicológico? Estos «efectos secundarios» por llamar de algún modo.
Pues depende mucho de la situación y contexto de cada persona, lo político y lo económico influye bastante. Lo vivirá distinto una persona que gana el salario mínimo y tiene dependientes económicos a una que no tiene dependientes y tiene ahorros.
Aunque también hay reacciones un poco más generales, como el duelo. Ese todos y todas lo compartimos en mayor o menor medida, porque todxs hemos perdido algo, nuestra rutina, nuestros planes, seguridad psicológica, seguridad financiera, movilidad, etc. De entrada ya adaptarnos de un día a otro a que ahora el mundo funciona distinto conlleva un proceso de duelo, que puede ocasionar muchas cosas, dependiendo de cada persona y sus recursos, pero se manifiesta normalmente con pérdida de energía, aumento de la ansiedad, falta de concentración, insomnio, cambio en los patrones alimenticios, entre otros síntomas.
El duelo anticipado es el proceso emocional que surge cuando sabemos que algo malo sucederá en un futuro. La incertidumbre global actual nos hace perder nuestro sentido de seguridad y nos lleva a estar en un estado de angustia constante porque no sabemos qué vendrá. pic.twitter.com/V7p5fL5SqI
— Maynné CoEs (@May_coe) March 27, 2020
– Me gustó mucho esa percepción que comentaste acerca de un proceso de duelo. Creo que vivimos en un mundo acostumbrado a que estar quieto es sinónimo de todo lo que está mal (vagancia, insuficiencia, etc). Y, sin dudas, encontrarnos en esta situación es algo que puede «desorientarnos», de ahí creo que puede venir la sensación de angustia. ¿Cómo podemos evitar el pensamiento recurrente hacía esto?
Pues de nuevo, depende mucho del contexto personal de cada quien, pero es un buen momento para empezar a meditar si es que nunca lo han hecho, en Youtube hay muchos videos para aprender, también hay muchas apps, algunas que recomiendo son Smiling Mind, Aura y Headspace. Un tipo de meditación que recomiendo mucho es la Metta.
Aparte de esto, si está en sus posibilidades, les recomiendo que mantengan un proceso terapéutico, ya sea en línea o por teléfono, ayuda mucho tener un espacio designado para expresar y trabajar la angustia.
Incluso si no tienen la oportunidad de acceder a una terapia, ustedes mismxs pueden designar espacios de trabajo y descarga emocional. Dense una hora de meditación, escribir angustias, dibujar lo que están sintiendo, incluso platicar con una persona cercana y compartir cómo la están pasando.
Algunas preguntas para reflexionar: ¿Qué es lo que más te preocupa de esta pandemia? ¿Tienes un plan de contingencia en caso de contagiarte? ¿Te has sentido más angustiadx de lo normal últimamente? ¿Estás descansando lo suficiente? ¿Piensas constantemente en escenarios catastróficos? Si es así, ¿cuáles? ¿Lo has hablado con alguien? Si estás trabajando desde casa, ¿estás logrando concentrarte?
También mantener el equilibrio y bienestar corporal es importante, si no comen o duermen bien, es más probable que tengan ansiedad o constantes pensamientos de angustia, hay que cuidar el cuerpo, mantener la actividad física en la medida de lo posible y descansar suficiente.
No se pueden eliminar por completo los pensamientos que generan angustia, porque también tienen una razón de ser, finalmente estamos viviendo una crisis y nuestra mente debe asegurarse de estar alerta a cualquier peligro o cambio repentino de circunstancia para poder adaptarse a él y sobrevivir. La angustia, aunque puede ser molesta, es también un seguro de vida emocional, hay que lidiar con ella, no buscar eliminarla. Es mucho mejor generar espacios de sana expresión y contención que ignorar o desestimar lo que sentimos.
– Es la primera vez en la historia que vivimos una pandemia con una excesiva cantidad de información: periódicos, canales de TV, sitios web, redes sociales, cadenas de Whatsapp. Durante los últimos días he escuchado mucho que, entre los consejos para aprovechar estos días, una de las recomendaciones era desintoxicarnos del bombardeo de información sobre el coronavirus que tenemos al alcance. ¿De qué manera esto puede afectarnos? ¿Cuánto se pone en juego la paranoia?
Sí, este es un gran consejo, la sobre exposición a información y encima de todo información que muchas veces no es real, dispara muchísimo la ansiedad y la sensación de peligro, pero esto no nos ayuda para nada porque igual tenemos que estar en nuestras casas y hacer nuestras tareas, no hay otra cosa que podamos hacer por el momento. Si ya vamos a estar encerradxs, conviene cuidar nuestro estado mental y no sobre exponernos a estímulos angustiantes.
Lo que recomiendo para esto es, primero que nada, informarse sólo utilizando fuentes confiables, esto nos protege de caer en noticias falsas o de confundirnos porque no sabemos a qué sí y a que no hacerle caso. Por ejemplo, en México todos los días a las 7 pm el subsecretario de Salud da una conferencia para informar sobre lo que ha pasado respecto al COVID-19 hasta el momento, también hay cuentas de twitter que se dedican a identificar información falsa sobre la pandemia (@covidmx).
Recomiendo también que designen un tiempo específico (una hora, media hora) por la tarde para acceder a canales confiables e informarse de cómo va todo, pero que no lo hagan todo el día ni antes de dormir.
Es importante mantener la higiene mental y emocional en esta cuarentena, protegernos de los bombardeos de información es también una forma de auto cuidado.
– También estamos conviviendo con una desmedida cantidad de memes, algo que con humor intenta ‘burlar’ o dramatizar a lo que estamos viviendo. Pero lo cierto podría ser que, detrás de eso, existe un grado de verdad sobre metas o ideales que teníamos planeados en esta primera parte del 2020 que ha sido casi interrumpida de manera abrupta. Por ejemplo, quien se quiso casar y no pudo, quien planeaba finalizar sus estudios universitarios y graduarse y no pudo, quien planeaba hacer el viaje de su vida y no pudo, quien festejaría un cumpleaños masivo y no pudo, entre otros. ¿Cómo se hace para lidiar con la frustración?
Esto también forma parte del proceso de duelo. Ver nuestros planes de pronto interrumpidos puede ser muy frustrante y es normal que eso nos enoje, nos cause tristeza o ambas. Lo más importante para lidiar con la frustración es reconocerla. Puede que parezca incluso insensible quejarse por la cancelación de un viaje o una boda cuando hay gente muriendo por la pandemia o preocupadxs por cómo van a comer si no pueden salir a trabajar, pero la realidad es que una boda, viaje, graduación o proyecto profesional, conlleva una planeación y un alto nivel de expectativas y por supuesto duele que se venga el plan abajo.
Es válido sentir dolor por los planes que perdimos o vimos interrumpidos, expresarlo es el primer paso para lidiar con eso. La frustración no se bloquea, se visibiliza y se sostiene para después dejarla ir. La mejor manera de lidiar con ella es darnos espacio para hablar, escribir y sentir, lloren si sienten que lo necesitan, hablen al respecto con sus personas cercanas, reconozcan todo el esfuerzo o la emoción que tenían depositados en el plan en cuestión.
También es importante recordar que esto pasará, que si bien las cosas se posponen o incluso parecen cancelarse, habrán otras oportunidades para hacer lo que queramos, por el momento es importante tener paciencia y asegurarnos de cumplir con las medidas de protección que nos cuiden a nosotrxs y a lxs demás.
¿Y tú? ¿Cómo vienes llevando estos días? ¿Has puesto en práctica alguna de estas técnicas para sentirte mejor? Contanos!
Harry Potter y el misterio de por qué nos cuesta tanto cumplir una cuarentena para contener la propagación del coronavirus
Vayamos a una situación aeropuerto cualquiera: un grupo de pasajeros son notificados que su vuelo programado para dentro de unas próximas horas está demorado y/o cancelado debido a condiciones climáticas desfavorables.
Era bastante chica pero algo así me tocó vivir cuando me encontraba de viaje con mi familia en El Calafate y el vuelo que nos llevaría a Buenos Aires fue reprogramado por la presencia desfavorable de cenizas pertenecientes a, si mal no recuerdo, el volcán chileno Puyehue.
Lo cierto es que ante un escenario como el mencionado anteriormente, sin importar motivo, circunstancia, país de origen ni país de destino, la primera reacción del mayor número de pasajeros es la queja, la molestia y la disconformidad. Sin más, nos paramos desde el efecto que nos ocasiona la consecuencia: llevaré muchas horas en el aeropuerto, mi vuelta a casa se hará eterna, quiero descansar y estoy de mal humor, entre otros. Ahora, ¿qué hay desde la perspectiva de la prevención?
Que un avión no tenga autorización o recomendación para volar significa que puede enfrentarse a algo serio. De hecho, podríamos mencionar que aerolíneas, terminales aeroportuarias y tripulación a bordo son quienes más están interesados en que sus jornadas se presenten de la manera más normal y amena posible. Es decir, cuánto nos cuesta mirar más por el lado de la prevención por encima que la consecuencia de cómo me afecta esto.
No recuerdo si lo pensé de propia voluntad o lo escuché en algún lado pero… ¿qué pasaría si en lugar de que las autoridades correspondientes en evaluar las condiciones de vuelo tomaran la decisión arbitraria de suspender los mismos, consultaran a los pasajeros qué opinan y/o quieren hacer aún a pesar de las adversidades que puedan surgir?
Algo así como: “las condiciones para volar no son muy favorables, podríamos encontrarnos con riesgos durante el viaje, turbulencia, no podemos asegurar un normal aterrizaje en el aeropuerto de destino, y así etcétera… Pero igual podemos tomar ese riesgo y despegar el avión y ver con qué nos encontramos en el camino… Dale?“. Estoy segura, segurísima, que hasta el más apurado por llegar a casa diría que no tiene apuro alguno y que prefiere esperar.
Porque estar notificado del riesgo no es lo mismo que no saber nada al respecto. ¿O qué harías tú? Continuar leyendo…