El coronavirus ha llegado para revolucionar al mundo. Sacudirlo, dejarlo patas para arriba, casi también como modificar el orden y alterar lo establecido.
Aprendizajes debemos sacar muchos, sin dudas. Y es que se trata de una nueva pandemia del siglo XXI que puede hacernos repensar prácticas que arrastramos desde el infinito: el egoísmo y la individualidad vs. la solidaridad y cooperación; la prioridad que le damos a cosas a veces muy banales por encima de la importancia que en verdad tienen los sistemas de salud; las consecuencias que podemos provocar de manera ¿inconsciente? con ciertas actividades vinculadas al turismo, entre otras muchas más.
Y, sobre todo, aprender la importancia de prevenir antes de curar. El mundo está en alerta y ya no lo disimula: el pedido urgente de que la gente se quede en sus casas y la imposición de períodos de aislamiento y/o cuarentena dan cuenta de ello y se hacen eco en muchas ciudades: