Podríamos decir que dormir en un aeropuerto siempre ha estado en la fantasía de cualquier viajero. Sí, es cierto, si bien no se trata de un sitio con la mayor comodidad del mundo, despierta en cada uno algo de esa adrenalina propia a estar de tránsito por un lugar que no es tu país, ni tu ciudad, ni tu casa.
Para muchos, pasar la noche en las terminales aeroportuarias ha de ser una realidad cuando se trata de combinar destinos o bien surge alguna modificación o incidente en el horario de salida estimada para un vuelo.
Pero ahora, para cientos y cientos de personas, pasar la noche en un aeropuerto se ha convertido en sinónimo de una pesadilla.
De repente, los aeropuertos que siempre han visto circular por sus pistas y pasillos a gente sonriente próxima a sus futuras vacaciones y/o viajes de trabajo, hoy es la mismísima cara del drama y los impactos negativos que está ocasionando el coronavirus. Ojo, no más que los hospitales, eso está claro. Sin embargo, la desesperación e impotencia coinciden.
En un contexto mundial absolutamente paralizado por el avance del virus originado en Wuhan, China, a fines de noviembre del 2019, muchas aerolíneas ya se encontraban cancelando vuelos hacia los destinos que han sido considerados como factor de alto riesgo debido a la identificación de numerosos casos positivos de contagio.
Luego, con el paso de los días y el aumento considerable de personas infectadas y un crecimiento descomunal de víctimas fatales, muchas aerolíneas habían disminuido la frecuencia de viajes, sin importar si las rutas aéreas de las mismas unían países afectados.
Días más tarde, las aerolíneas decidieron dejar de efectuar vuelos internacionales. Incluso, algunos aviones sólo abandonaban el país local en busca de repatriar a ciudadanos que habían sufrido percances y/o cancelaciones en sus vacaciones.
Ese fue, por ejemplo, el caso de Aerolíneas Argentinas, la aerolínea de bandera argentina que se dispuso a volar hacia localidades como Madrid o Miami para traer devuelta a argentinos varados.
“Por ahora hemos decidido no ingresar más gente al país, hasta que nos organicemos. Ya di instrucciones de que ayuden con recursos a quienes se encuentran en el exterior, pero van a tener que esperar un poco”
Palabras del jefe de Estado en una entrevista por Telefé
Hasta dicho momento, la línea aérea de bandera había traído desde el 13 de marzo a alrededor de 27.000 argentinos, entre vuelos regulares y especiales de emergencia.
Sin embargo, aún quedaron argentinos parados en distintos lugares del mundo y según estimaciones de cancillería, los argentinos sin repatriar registrados se encuentran en los siguientes destinos: 1.500 en México; 1.500 en Estados Unidos; 1.300 argentinos en República Dominicana; 1.000 en Perú; 1.000 en Cuba; 1.000 en España; 900 en Reino Unido; 700 en Italia; 700 en Francia.
También existen números menores de argentinos en otros sitios de América, Europa, Asia y Oceanía, y algunos de ellos han hecho pública su situación mediante redes sociales y pedidos masivos de ayuda para lograr volver al país.
Paradojicamente, muchas aerolíneas han cerrado o reducido en gran porcentaje la cantidad de vuelos a disposición, por lo que hoy en día los aeropuertos son el refugio de turistas varados, un número que inevitablemente supera al de los aviones ‘durmiendo‘ en las pistas.
“Somos el único país del mundo que no recibe a su propia gente. Me fui de mi país a principios de Febrero, cuando todavía no se sabía nada. Yo no quiero volar gratis, solo quiero poder volver a casa y cumplir la cuarentena. Estamos todos varados y sin respuesta. (Sigue 1/3) ???? pic.twitter.com/YvuFsPaLdW
— DAMIÁN ARABIA (@DamianArabia) March 26, 2020
Historias de argentinos varados y en aislamiento
Las imágenes que envían desde el aeropuerto de Santiago de Chile muestran cómo lo que se supone que funciona como terminal aeroportuaria de arribos y salidas se ha convertido en un dormitorio de campaña, como si se tratara de las instalaciones de un hospital.
Yendo más a los detalles, se puede observar cómo las personas se encuentran durmiendo sobre las camas o en el piso, tratando de mantener un posible alejamiento entre sí, ya que allí también recae la indicación de aislamiento.
En diálogo con Intriper, una pareja argentina, más precisamente oriunda de Córdoba, que se encontraba vacacionando en Cancún nos relata su odisea por intentar volver a tierras argentinas: «Nosotros teníamos vuelo ida y vuelta a Cancún con la aerolínea Latam. Viajamos viernes 6 de marzo, antes de que en Argentina explotara todo este tema. Llegamos normal y teníamos vuelta programada para el 22 de marzo, haciendo conexión de Cancún a Lima y de Lima a Córdoba«.
El día 18 de marzo, por el cierre del aeropuerto de Lima nos avisan que está cancelado el viaje. Ese mismo día intentamos reprogramar el vuelo, para el día 25 de marzo pero teníamos que ingresar a un chat para reconfirmar y cada vez que ingresábamos estábamos como en el puesto número 2.000
El 22 de marzo nos acercamos al aeropuerto de Cancún y nos dijeron que el vuelo del 25 de marzo quedaba cancelado. Nos dieron un nuevo día de vuelo para el 5 de abril, supuestamente ya estaría reabierto el aeropuerto de Lima. Escuchamos de muchos casos que se anotaban en listas de espera, así que hicimos eso también. Así y todo a los días surgió un vuelo de repatriación desde Cancún hacia Chile, para llevar a pasajeros chilenos. Por suerte se abrió un cupo en el que permitieron abordar a un número de entre 40 y 50 argentinos.
Llegamos a Chile el miércoles, y desde acá nos programaron un vuelo para el 27 de marzo. Actualmente el aeropuerto está repleto de catres, con cobijas, almohadas. Nos ofrecen permanentemente bebida y snacks.
No sabemos qué va a pasar, estamos tratando de consultar qué sucede con el anuncio del gobierno argentino de no enviar vuelos de repatriación para argentinos. Yo estimo que debe haber entre 300 y 400 pasajeros argentinos en este momento como nosotros en Santiago.
Desde aquí no nos brindan comunicación oficial, lo cual es entendible por el estado de complejidad de la situación. Sí hay oficinas de atención al cliente. Nosotros ya somos pasajeros en tránsito, hemos despachado nuestros equipajes.
Nos gustaría rescatar la solidaridad de mucha gente, el esfuerzo de la aerolínea, nos dieron respuesta siempre, tenemos catres, cobijas.
Es admirable la solidaridad que se arma entre la gente. Nos ayudamos entre todos, nos apoyamos. Cuando en México se armaban las listas de espera de pasajeros para viajar y salía algún nominado o sorteado al que le confirmaban el vuelo, todos los demás aplaudían, le deseaban suerte.
Hoy nos gustaría preferentemente poder llegar hasta el Aeropuerto de Ezeiza en Buenos Aires, y si es necesario quedarnos allá, cumplir una cuarentena ahí. Pero por lo menos va a ser un poco más esperanzador ya estar en nuestro país.
Si bien se trata de otro destino turístico, en el aeropuerto de Punta Cana también se puede vivir la misma situación. Allí, Pedro, un joven argentino, junto a su novia y su suegro se han visto en la obligación de dormir durante días en el aeropuerto local, casi arrastrados a hacer fila junto a otros argentinos para saber cuándo podrán regresar.
Esta vez la aerolínea con la cual debían regresar a Argentina es Copa Airlines, con quienes protagonizaron un desafortunado episodio que podría haber sido la feliz vuelta a casa. Según han reportado a medios locales, Pedro y sus acompañantes de viaje pudieron subir a un vuelo el sábado 21 de marzo (ellos tenían pasaje para volver el 18). Lamentablemente, cuando ya contaban con los pasaportes sellados y los cinturones abrochados, los bajaron porque según excusaron “Argentina no le dio a Copa los permisos para arribar a Ezeiza”.
Cabe destacar que en consonancia con el caótico escenario mundial, la aerolínea Copa Airlines ya no vuela más porque el aeropuerto de Panamá, base obligada de los vuelos de esa aerolínea, estará cerrado hasta fines de abril.
Otro caso similar que ha conmocionado es el de casi 100 argentinos varados en Syndey, Australia. Desde allí, los afectados por esta coyuntura piden desesperadamente ayuda siendo que sus vuelos han sido cancelados sin posibilidad de modificación o reprogramación y que, en la gran mayoría de los casos, no cuentan con vivienda rentada ni posibilidad de hospedaje:
“Desde acá nadie nos brinda ayuda, ni de la embajada ni del consulado, ni de la cancillería. El consulado cerró sus oficinas, en la embajada labura una sola persona, súper amable, pero sin las herramientas ni el apoyo para poder darnos soluciones, y cancillería nunca contestó”
Manuel Christensen, argentino varado en Sydney.
Estados Unidos también cuenta con argentinos varados. Entre tantas historias e impotencia por estar casi ‘a la deriva’ están Melisa Muñoz y Ezequiel Campos, una pareja que viajó a San Francisco, California y Nueva York el pasado 10 de marzo con la esperanza de emprender el regreso a Argentina el día 25 de marzo.
Por decisiones cuasi arbitrarias, el vuelo no ha salido en la fecha prevista y tampoco saben cuándo podrán regresar: “Lo más difícil es transitar el miedo, es leer lo que dicen de nosotros en nuestro país… Hoy, para nuestro país los que estamos afuera somos delincuentes, somos infectados”.
Al mismo tiempo afirman que «las noches son difíciles«. Sin dudas, momento del día en donde se juegan las ganas de pisar suelo argentino, de estar recostado en una cama propia, pudiendo estar en contacto con familiares y amigos.