Roma, la eterna ciudad que encanta a millones de turistas cada año, ha dejado a más de uno decepcionado en las últimas semanas. La icónica Fontana di Trevi, conocida por su majestuosidad y por ser el escenario del tradicional lanzamiento de monedas, está actualmente envuelta en un proceso de restauración que ha alterado la experiencia para sus visitantes.
Una «bañera» provisional para las monedas: una solución poco popular
Debido a las obras de conservación que se están llevando a cabo, las autoridades romanas han decidido instalar una bañera temporal junto al monumento para que los turistas puedan continuar con la tradición de arrojar monedas. Sin embargo, esta solución ha dejado un sabor amargo entre los visitantes, quienes esperaban vivir la experiencia auténtica de lanzar sus monedas directamente al espléndido estanque de la Fontana.
Muchos de los turistas, que llegan al lugar con la ilusión de pedir un deseo, se han mostrado frustrados al encontrarse con andamios y la emblemática fuente rodeada de vallas. «No es lo mismo, no se siente igual», comentó un visitante, reflejando el sentir general. Para quienes soñaban con ese momento especial, lanzar monedas a una bañera de plástico no tiene el mismo encanto ni la magia que ha convertido a la Fontana di Trevi en un símbolo de romanticismo y fortuna.
¿Cuánto durarán las obras?
Las autoridades locales aún no han confirmado una fecha exacta para la finalización de las reparaciones, pero aseguran que los trabajos son necesarios para preservar este tesoro arquitectónico que data del siglo XVIII. La Fontana di Trevi, famosa por su aparición en películas clásicas como La Dolce Vita, es uno de los monumentos más icónicos de Roma, atrayendo a miles de personas que desean sumarse a la tradición de arrojar una moneda para asegurar su regreso a la ciudad.
Aunque las obras son un inconveniente temporal, las autoridades esperan que, una vez concluidas, la fuente vuelva a brillar en todo su esplendor, garantizando su conservación para las futuras generaciones.
Por ahora, los turistas tendrán que conformarse con la versión improvisada de la tradición y esperar a que la Fontana di Trevi recupere su habitual esplendor para seguir siendo un imán de deseos y sueños en la Ciudad Eterna.