Angela Croft, de 49 años, se divorció después de 23 años de estar con su pareja. Junto con esa decisión difícil, también renunció a su trabajo, vendió su casa y se deshizo de todas sus pertenencias para viajar por el mundo.
Después de divorciarse, la ex diseñadora gráfica sintió que se había estancado, hasta que leyó sobre la posibilidad de estudiar, viajar y hacer un voluntariado. En ese momento se iluminó y supo lo que quería hacer con su vida.
Alentada por su hija de 17 años, que vivía con ella, se registró en TrustedHousesitters, un sitio web que conecta a los propietarios con personas dispuestas a cuidar a sus mascotas y propiedades mientras están fuera.
Al principio le costó la idea de dejar a su hija para ella irse de viaje, pero tanta fue la insistencia de la pequeña por querer ver bien a su mamá que la convenció. Igual no fue que de un día para otro se fue, primero fue a cuidar algunas casas en Nueva Zelanda, para sentirse segura y lograr buenas críticas en su perfil. Cuando estuvo lista dio el gran salto y se fue a Australia.
Comenzando en Serpentine, al suroeste de Perth, pasó Navidad y Año Nuevo en una propiedad junto con animales salvajes. Después de un mes, viajó por todo el mundo rumbo al Reino Unido, para reunirse con una familia que no había visto en años. Volviendo sobre los pasos de su infancia, viajó a través de la costa sur, permaneciendo en Devon, Somerset y Cornwall.
Desde entonces, Angela ha estado viviendo completamente en una casa aislada, cuidando todo tipo de animales, desde abejas y reptiles hasta caballos y ganado.
‘He tenido un par de percances: una vez me electrocuté con la luz del refrigerador, otra me intoxiqué fuertemente y he quedado encerrada varias veces.’
De camino a Nueva Zelanda en noviembre de 2017, Angela tuvo una larga reunión con Maisie, su hija, antes de pasar dos meses explorando North Shore, cerca de Auckland. Actualmente, se está quedando en una propiedad en Wanaka, un centro turístico junto al lago en la Isla Sur, rodeado de montañas cubiertas de nieve.
Angela explorará el resto de Nueva Zelanda hasta septiembre, para después regresar a la Isla Norte donde se reencontrará con Maisie. Después de eso, no tiene idea de dónde irá, pero insiste en que tendrá que estar junto al mar.
Como agradecimiento a los propietarios, ha utilizado sus habilidades como artista para realizar bocetos de las mascotas que cuida, cada una lleva entre 20 y 25 horas. También creó un sitio web, con la esperanza de obtener donaciones para ayudarla a financiar sus viajes.