En una tierra donde las mezclas culturales son el sello distintivo, Sonora alberga una historia fascinante de migración y asentamiento. En esta entrega, exploraremos algunos de los apellidos de origen francés que han arraigado profundamente en nuestra entidad, quizás sin que lo supieras.
Desde 1860, los franceses comenzaron a dejar su marca en Sonora. Ciudades como Hermosillo, Ures y Guaymas fueron testigos de la llegada de estas familias que, a lo largo del tiempo, se integraron plenamente en la vida y la cultura sonorenses.
Entre los apellidos más prominentes que perduran en nuestra región, encontramos:
- Bernard
- Camou
- Betancourt
- Mayer
- Lafontaine
- Monroy
- Lagarde
Estas familias francesas, lejos de ser solo un recuerdo histórico, han dejado un legado perdurable en Sonora. Desde emprendimientos comerciales hasta la participación activa en la vida social y económica de la región, su influencia es innegable.
A pesar de los desafíos y las vicisitudes, como la «Guerra de los pasteles», las relaciones entre México y Francia han sido resilientes. Las familias francesas, con tenacidad y esfuerzo, han prosperado y se han integrado plenamente en la comunidad sonorense.
Incluso frente a momentos de confiscación de bienes y expulsiones, estas familias han resistido y se han afianzado en nuestra tierra. Un ejemplo de ello es el apellido Lagarde, que, desde su ingreso por la sierra con Chihuahua, ha dejado una huella indeleble en toda la entidad, transformándose con el tiempo en Lagarda.
En Sonora, la diversidad de apellidos refleja la riqueza de nuestra historia y la vitalidad de nuestra comunidad. Es un recordatorio de que nuestras raíces son profundas y están entrelazadas con las de muchas otras culturas.