En el remoto estado indio de Meghalaya, hogar de los Khasis, Jaintias y Garos, se encuentra un tesoro único que desafía la imaginación: puentes construidos con raíces vivas. Este rincón del norte de la India, con sus bosques exuberantes y su cultura megalítica arraigada, parece sacado de las páginas de ‘El Señor de los Anillos‘ de J.R.R. Tolkien.
Estos puentes, tejidos con la vida misma de los árboles, son una maravilla de la ingeniería y la naturaleza. Con una extensión forestal que abarca un tercio del estado, Meghalaya nos transporta a la idílica Comarca, hogar de los hobbits, donde el verde domina el paisaje.
Los puentes de raíces vivas, dispersos por todo Meghalaya, son estructuras de suspensión simples formadas por las raíces de árboles vivos, en un proceso conocido como modelado arbóreo. Esta técnica ancestral, practicada por los pueblos Khasi y Jaintia, ha transformado el terreno escarpado y montañoso de la meseta de Shillong en un mundo de fantasía, donde la naturaleza y la humanidad se entrelazan en armonía.
El árbol Ficus Elástica, nativo de las regiones tropicales y húmedas de la India, es el héroe detrás de estos puentes vivientes. Sus raíces, vigorosas y flexibles, son guiadas y moldeadas por las manos expertas de los lugareños, creando estructuras que desafían la gravedad y el tiempo.
Estos puentes, que pueden durar siglos si se cuidan adecuadamente, representan un legado de paciencia y colaboración entre el hombre y la naturaleza. Desde los caminos serpentinos de raíces que se entrelazan hasta las calzadas de madera y bambú, cada puente es una obra maestra única que nos invita a cruzar hacia un mundo de maravillas.
En Meghalaya, donde la tierra respira la magia de antaño, los puentes de raíces vivas son más que simples pasarelas; son testigos de una conexión profunda entre el pasado y el presente, entre la realidad y la fantasía. En este rincón olvidado del mundo, la Tierra Media de Tolkien cobra vida, recordándonos que la verdadera magia reside en la tierra bajo nuestros pies.
