La aviación está a punto de recibir a un verdadero monstruo del aire: un avión de 108 metros de largo, tres pisos de altura y una misión que podría transformar el futuro de las energías renovables. Su nombre es WindRunner, y aunque aún no voló, ya es el mayor orgullo tecnológico del país que lo impulsa.
Desarrollado por la empresa estadounidense Radia, con sede en Colorado, este coloso no busca transportar pasajeros… sino palas eólicas gigantes que hoy son casi imposibles de mover por tierra.

Un gigante para resolver un problema imposible
Mover por rutas una pala eólica de más de 100 metros es una pesadilla logística: caminos demasiado angostos, puentes bajos, curvas imposibles y costos que se disparan. Cada traslado requiere meses de planificación y un operativo de precisión milimétrica.
El WindRunner quiere terminar con eso.
Radia propone un avión tan enorme que puede cargar palas completas o varias piezas voluminosas en un mismo vuelo, aterrizar en pistas de tierra de apenas 1,8 kilómetros y dejar los componentes directamente en el lugar donde se instalarán las turbinas.
La idea es tan audaz que, de concretarse, revolucionará la construcción de parques eólicos en zonas rurales o remotas.
Un avión sin precedentes
Estas son las credenciales del WindRunner:
- 108 metros de longitud y 80 metros de envergadura, superando a cualquier avión comercial actual.
- Cuatro motores de alto empuje diseñados para levantar cargas extremas.
- Capacidad para transportar palas eólicas de hasta 105 metros.
- Estructura de aluminio reforzado, optimizada para operaciones en terrenos no pavimentados.
- Alas rectas, más parecidas a las de una avioneta, que permiten velocidades de aterrizaje más bajas.
Visualmente, es un híbrido extraño: tan grande como un almacén volador, pero diseñado con la precisión de un avión de carga militar.
Pensar en grande para que la energía eólica crezca
Para Radia, el WindRunner no es solo un avión, sino una herramienta para desbloquear el próximo salto de la energía eólica.
Su fundador, Mark Lundstrom, lo explicó con claridad:
“La energía eólica está estancada si no encontramos una forma viable de transportar piezas gigantes por aire”.
Las nuevas turbinas de 10 megavatios, que podrían aumentar la eficiencia un 20%, simplemente no pueden trasladarse por carretera debido a su tamaño. El WindRunner abre la puerta a instalarlas en lugares antes impensados, reduciendo costos y acelerando la transición hacia energías limpias.

El proyecto ya cuenta con el apoyo de asesores de alto perfil como el exsecretario de Energía de EE.UU. Ernest Moniz y el ex primer ministro australiano Malcolm Turnbull. Su primer vuelo de prueba está previsto para finales de 2029, con un lanzamiento comercial estimado para 2031, siempre que obtenga la certificación de la FAA.
Más que energía: un potencial uso militar
Aunque su objetivo principal es la energía renovable, Radia no descarta otro camino: utilizar el WindRunner para operaciones militares de carga pesada, lo que ampliaría aún más su valor estratégico.
La nueva era del viento
Si este coloso logra volar según lo previsto, marcará el inicio de una etapa completamente nueva para la energía eólica mundial. Instalar turbinas gigantes será más fácil, más barato y más rápido, incluso en regiones aisladas.
Como repite su creador:
“El futuro de la energía no solo depende del viento, sino de nuestra capacidad para moverlo”.
Y el WindRunner quiere ser ese movimiento.

