Mezclar el trabajo con el placer de viajar es un privilegio que muy pocos pueden disfrutar. Pero Richard Silver, ¡se ganó la lotería! Resulta que el hombre de 56 años, oriundo de Nueva York (Estados Unidos), se postuló en Remote Year y (sorpresivamente para él) fue elegido.
If you need Ice Cream in Peten, Guatemala he’s got you covered. #peten #guatemala #centralamerica
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Remote Year es una empresa en la que todos los que quieran se pueden postular para ser elegidos para viajar durante 12 meses a 12 ciudades diferentes. No todo es color de rosas, si se es elegido hay que pagar, para que la empresa se encargue del alojamiento, transporte y un lugar de trabajo.
No es que ellos te dan trabajo, sino la oficina equipada para poder trabajar (generalmente todos los que se postulan son freelancers que ya tienen su propio ingreso mensual).
Vagator Beach in Goa, India. #richardsilverphoto #india #asia #goa
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Beautiful Japanese Geisha woman in Kyoto. #geisha #kyoto #asia #japan #woman
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Durante ese año Richard convivió con 77 personas y conoció 32 países diferentes. Ya que, si bien el viaje contemplaba solo 12 ciudades, él aprovecho cada ciudad para salir a recorrer y descubrir todo lo que le quedaba cerca.
Su aventura empezó en la Ciudad de México y luego en Bogotá, Medellín, Lima, Córdoba y Buenos Aires, en Argentina. Luego fue a Europa, visitó Praga, Belgrado y Valencia y luego a Asia con Kuala Lumpur, Chiang Mai y terminamos en Kioto.
De todo lo que hizo en esos países lo que más disfrutó fue volar en globo sobre las pirámides en México, ir al segundo carnaval más grande en Barranquilla (Colombia), visitar Machu Picchu (Perú), alojarse en una «casa en el agua» en el medio de la nada en Colombia, ir a ambos lados de las cataratas del Iguazú en Brasil y Argentina, caminar en un glaciar en la Patagonia chilena, volar en helicóptero en Río de Janeiro, ir a un recital de U2 en Berlín (bajo la lluvia), navegar las islas croatas por una semana, ser bombardeado con tomates en el «Festival Tomatina» en Valencia (España), recorrer la zona de exclusión nuclear en Chernobyl, dormir en un barco pirata en Macedonia, ver el amanecer en Angkor Wat, ver miles de linternas volar en el «Festival de la Linterna» en Chiang Mai (Tailandia), bucear con mantarrayas en Indonesia y comer carne de res Kobe en Japón.
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La diferencia de él con el resto, además de la edad (ya que casi se las doblaba), es que Richard es un gran fotógrafo de viajes, así que pudo aprovechar esta experiencia al máximo. El resto de sus compañeros tenían que sacrificar algunas horas de su vida en la oficina y después salir a recorrer.