Una decisión sorpresiva: Estados Unidos cancela contrato de $590 millones con Moderna
En una medida inesperada, el Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU. (HHS, por sus siglas en inglés) anunció la cancelación de un contrato multimillonario con la farmacéutica Moderna. El acuerdo, valorado en aproximadamente $590 millones de dólares, estaba destinado al desarrollo de una vacuna contra la gripe estacional basada en tecnología de ARN mensajero (ARNm), similar a la utilizada en las vacunas contra el COVID-19.
Esta decisión marca un giro importante en los esfuerzos del gobierno estadounidense por modernizar y reforzar sus estrategias de prevención contra enfermedades estacionales, como la influenza, y ha generado diversas reacciones tanto en el ámbito sanitario como financiero.
¿Cuál era el objetivo del contrato original con Moderna?
Firmado en 2022, el contrato formaba parte de la iniciativa del HHS llamada “Project NextGen”, una ambiciosa estrategia para impulsar el desarrollo de vacunas innovadoras mediante asociaciones público-privadas. El plan buscaba apoyarse en tecnologías emergentes, como el ARNm, que habían demostrado su eficacia y adaptabilidad durante la pandemia de COVID-19.
La colaboración entre Moderna y el gobierno pretendía:
- Acelerar la investigación y producción de una vacuna contra la gripe estacional utilizando ARNm.
- Reemplazar tecnologías tradicionales de fabricación de vacunas por procesos más rápidos y personalizables.
- Mejorar la efectividad de la vacuna antigripal, cuya tasa de protección puede variar de un año a otro.
Sin embargo, a pesar de las expectativas y el compromiso inicial, el HHS decidió terminar el contrato de forma anticipada, lo que ha planteado interrogantes sobre el futuro de las vacunas de ARNm más allá del COVID-19.
Razones detrás de la cancelación 
Según declaraciones de un vocero del Departamento de Salud, la cancelación se debe a una “reevaluación estratégica de prioridades», sin dar detalles técnicos sobre el desempeño de las vacunas en estudio. Aparentemente, el HHS determinó que hay otras soluciones tecnológicas, más viables o con mejores resultados, que justifican redirigir los recursos disponibles.
Sin embargo, medios especializados como EndPoints News señalan que la decisión podría estar relacionada con los resultados clínicos poco convincentes de la vacuna contra la gripe desarrollada por Moderna, especialmente en comparación con otras alternativas existentes en el mercado.
Aparte del tema clínico, también se apunta a motivos financieros: el gobierno estadounidense ha recortado gastos en varios sectores de salud, lo cual podría haber afectado la continuidad del contrato con Moderna.
La respuesta de Moderna ante la cancelación
Moderna reaccionó con cautela a la noticia, indicando que su investigación sobre vacunas contra la gripe basadas en ARNm continuará de forma independiente. La compañía asegura que los datos que ha obtenido hasta ahora son útiles y que planea avanzar hacia una vacuna combinada contra la gripe y el COVID-19, lo que representa una estrategia clave en su nuevo portafolio de productos.
De hecho, Moderna ha estado trabajando en una formulación multivalente, denominada provisionalmente como mRNA-1083, la cual tuvo un progreso significativo durante 2023. Sin embargo, la falta de apoyo federal podría ralentizar su desarrollo y aprobación regulatoria.
Impacto en el mercado y en la imagen de Moderna
La noticia tuvo un impacto inmediato en los mercados financieros. Las acciones de Moderna (MRNA) registraron una baja tras el anuncio, reflejando la preocupación de los inversores sobre la viabilidad de sus proyectos post-COVID. Esta cancelación agrava las dudas sobre si la empresa podrá mantener el mismo ritmo de innovación y rentabilidad que demostró durante la pandemia.
Asimismo, la empresa enfrenta desafíos relacionados con la demanda actual de vacunas, que ha disminuido notablemente luego del fin de la emergencia sanitaria global. Puedes consultar más sobre la transición post-COVID y su impacto en la industria farmacéutica en este artículo de Intriper sobre el fin de la pandemia.
Vacunas antigripales: un objetivo cambiante 
Las vacunas contra la gripe estacional representan un reto importante para los sistemas de salud pública. A diferencia del COVID-19, el virus de la influenza muta constantemente, lo que obliga a las autoridades a actualizar las vacunas todos los años.
La ventaja teórica de las vacunas de ARNm es su capacidad para migrar rápidamente hacia nuevas variantes, pero hasta ahora los estudios clínicos con vacunas antigripales de esta naturaleza no han demostrado una eficacia significativamente superior a las vacunas tradicionales inactivadas.
¿Qué significa esta decisión para el futuro de la biotecnología en salud pública?
La cancelación del contrato no significa el fin de la tecnología de ARNm para uso en enfermedades no relacionadas con el COVID-19, pero sí podría implicar una mayor cautela por parte de las agencias gubernamentales al financiar estos esfuerzos en etapas tempranas.
Otros fabricantes, como Pfizer y BioNTech, también están trabajando en versiones antigripales con base ARNm, lo que podría abrir nuevas oportunidades en el futuro. Sin embargo, esta situación deja claro que la innovación necesita más que tecnología: también requiere resultados concretos en términos de eficacia, seguridad y viabilidad económica.
Una oportunidad para reformular estrategias
Este acontecimiento puede marcar el inicio de una nueva etapa en la relación entre el gobierno estadounidense y las farmacéuticas. Probablemente, veremos una reorientación hacia proyectos más específicos, con estándares de evaluación más exigentes.
Al mismo tiempo, es una llamada de atención para empresas como Moderna, que han basado buena parte de su crecimiento en proyectos financiados por el Estado. En este nuevo panorama, tendrán que demostrar la solidez de sus desarrollos clínicos ante un escrutinio más detallado.
Conclusión: un giro inesperado con implicancias globales 
La decisión de cancelar el contrato de $590 millones con Moderna impacta no solo en la farmacéutica y el gobierno de EE.UU., sino que también podría tener eco en todo el ecosistema biotecnológico mundial. Pone sobre la mesa una pregunta clave: ¿hasta qué punto estamos realmente listos para aplicar tecnologías experimentales en contextos más allá de la emergencia?
Con los ojos del mundo puestos en la evolución de la gripe, el COVID-