El océano Ártico, una de las regiones más vulnerables del planeta, podría registrar su primer día sin hielo marino en los próximos años, según un reciente estudio científico. Investigadores estiman que, para el verano de 2027, el derretimiento acelerado podría reducir la capa de hielo marino a un nivel tan bajo que sería considerada como una extensión libre de hielo.
Este preocupante escenario ha sido impulsado por el cambio climático, que está calentando el Ártico hasta cuatro veces más rápido que el promedio global. La superficie congelada, que en el pasado tenía una extensión promedio de 6.85 millones de kilómetros cuadrados (entre 1979 y 1992), alcanzó apenas 4.2 millones de kilómetros cuadrados en 2023. Si el hielo se reduce por debajo de 1 millón de kilómetros cuadrados, se considerará que el Ártico ha perdido su capa de hielo marino.
El impacto del deshielo
El hielo marino no solo es un símbolo del Ártico, sino una pieza clave en la regulación de las temperaturas globales. Su superficie refleja los rayos solares, evitando que las aguas profundas se calienten excesivamente. Con su desaparición, este efecto protector se debilitará, acelerando aún más el calentamiento global y dificultando la recuperación de la capa congelada durante los inviernos.
“La ausencia de hielo no cambiará drásticamente las cosas de un día para otro, pero será una señal de que hemos alterado una de las características esenciales del océano Ártico”, explicó Alexandra Jahn, climatóloga de la Universidad de Colorado.
Los investigadores emplearon 11 modelos climáticos y 366 simulaciones para determinar que este día podría llegar en un rango de tres a seis años. Incluso con una reducción drástica de las emisiones de gases de efecto invernadero, revertir esta tendencia será un desafío monumental.
Un futuro en juego
La pérdida de hielo marino tendrá consecuencias devastadoras, desde la alteración de los hábitats marinos hasta el debilitamiento de las corrientes oceánicas, que transportan calor y nutrientes alrededor del mundo. Además, el deshielo del Ártico está liberando peligros como gases atrapados, mercurio y enfermedades congeladas durante siglos.
A pesar de las alarmantes predicciones, los expertos insisten en que aún hay tiempo para actuar. Reducir las emisiones de carbono será clave para mitigar el daño y preservar lo que queda de este ecosistema único. El futuro del Ártico, y del planeta, está en manos de la humanidad.
