Con más de medio siglo recorriendo el mundo, Tony Wheeler sabe de lo que habla. El hombre que fundó Lonely Planet, la editorial que inspiró a millones a armar una mochila y lanzarse a la aventura, acaba de publicar una lista que sorprende: cuatro países a los que no volvería ni aunque le pagaran el pasaje.
Y no son destinos desconocidos ni polémicos por cliché. De hecho, uno de ellos es considerado por muchos como «la tierra de las oportunidades».
A los 78 años, Wheeler sigue viajando, escribiendo y observando cómo el mundo cambia. Pero también se anima a poner límites. En su blog personal compartió una reflexión directa: hay lugares que, por motivos personales, políticos o éticos, ha decidido dejar atrás para siempre.
1. Rusia: una línea que no piensa cruzar

El primero de la lista es Rusia, y su razón no es turística: es política y moral. Wheeler no puede ignorar el conflicto en Ucrania ni el historial de agresiones del gobierno de Putin. Mientras las bombas caigan sobre civiles y el autoritarismo siga intacto, no tiene interés en pisar suelo ruso nuevamente.
2. Arabia Saudita: el lujo que no tapa el horror
Aunque muchos la visitan por negocios o por curiosidad cultural, Wheeler dice que hay cosas que no puede perdonar: persecución a periodistas, abusos contra mujeres migrantes y tráfico ilegal de animales salvajes. Menciona haber visto en Somalilandia un refugio que salva guepardos bebés destinados a ser mascotas en palacios saudíes. “Con eso me basta”, escribió.

3. Bali: el paraíso con una trampa invisible
La inclusión de Bali sorprende. Es uno de los destinos más deseados del planeta. Pero el problema, según Tony, es uno que muchos turistas subestiman: el tráfico. La belleza de sus playas y templos queda opacada por horas atrapado en autos, sin poder moverse. “No vuelvo hasta que eso cambie”, aseguró.

4. Estados Unidos: una ruptura con sabor personal
El país más inesperado en su lista es Estados Unidos. Vivió allí durante casi una década, tiene amigos y conoce sus múltiples caras. Pero hoy, afirma, ya no puede conectar con su clima político. Habla de “Trumpistán”, del caos internacional, de decisiones que lo incomodan profundamente. Aunque ya casi recorrió todos sus estados, prefiere dejar los que le faltan sin tachar.
