La Patagonia argentina es sinónimo de paisajes inmensos y naturaleza en estado puro. Montañas que se recortan en el horizonte, bosques eternos y lagos de aguas frías y cristalinas forman un escenario que parece salido de una postal. En verano, estos espejos de agua se convierten en paradas obligadas para quienes buscan refrescarse y disfrutar de algunos de los rincones más bellos del país, aunque en cualquier estación conservan un magnetismo especial.

Entre los más imponentes se destaca el Lago Nahuel Huapi, uno de los grandes símbolos patagónicos. Compartido entre Río Negro y Neuquén, se extiende frente a ciudades como Bariloche, Villa La Angostura y San Martín de los Andes. Con 557 km² de superficie, una profundidad máxima de 464 metros y ocho brazos que se internan entre montañas y valles, es un verdadero gigante de agua dulce. Sus playas, las navegaciones hacia islas como la Isla Victoria y los paisajes cambiantes lo convierten en una experiencia que combina aventura, contemplación y contacto directo con la naturaleza.
Más al sur aparece el Lago Argentino, en Santa Cruz, el lago más grande del país y uno de los más profundos del mundo. Con 1.415 km² de extensión y hasta 500 metros de profundidad, sus aguas turquesas son alimentadas por los glaciares patagónicos. Desde El Calafate parten excursiones que permiten recorrer sus brazos y acercarse a gigantes de hielo como el Perito Moreno, el Upsala o el Spegazzini. Témpanos flotantes, islas y miradores naturales completan un paisaje donde el hielo, la estepa y el viento austral conviven en una postal única.
Dentro del Parque Nacional Nahuel Huapi, el Lago Traful se roba todas las miradas por la pureza de sus aguas y su entorno de bosques y montañas. Considerado uno de los lagos más limpios y transparentes de la Patagonia, es un imán para fotógrafos y amantes del buceo. Su mayor singularidad es el bosque sumergido, un conjunto de cipreses que permanece erguido bajo el agua desde hace décadas. A pocos kilómetros se encuentra Villa Traful, un pequeño paraje de montaña, y el lago forma parte del recorrido de la famosa Ruta de los Siete Lagos, uno de los caminos más escénicos del país.

El recorrido se completa con el Lago Lácar, otro emblema de Neuquén y gran protagonista de San Martín de los Andes. Rodeado de coihues, lengas y arrayanes, ofrece playas tranquilas y actividades como natación, kayak y senderismo. Es el único lago argentino que desagua en el océano Pacífico, a través del río Hua Hum, y forma parte del circuito de los Siete Lagos. Además, se ubica en territorios ancestrales mapuches, donde comunidades como Curruhuinca, en Quila Quina, permiten conocer de cerca su cultura y artesanías.
Estos cuatro lagos resumen la esencia del sur argentino: naturaleza imponente, aguas transparentes y paisajes que invitan a frenar, respirar y dejarse sorprender. Un recorrido ideal para quienes buscan descubrir —o redescubrir— la magia intacta de la Patagonia.




