El Kilauea, uno de los volcanes más activos del mundo, volvió a despertar este viernes y ofreció un espectáculo imponente: fuentes de lava de hasta 30 metros de altura brotaron desde el cráter Halemaʻumaʻu, en la cima de la Isla Grande de Hawái. Se trata ya de la 31ª erupción desde diciembre, una frecuencia que lo confirma como un gigante inquieto de la naturaleza.
El nuevo episodio comenzó en las primeras horas de la mañana, cuando un respiradero en el cráter empezó a expulsar lava de manera constante. Horas más tarde, la roca fundida se desbordó y terminó por formar un arco incandescente que iluminó el cielo. Aunque la escena fue impactante, la erupción quedó contenida dentro del cráter y no representó un riesgo inmediato para viviendas cercanas.
Quienes visitaban el Parque Nacional de los Volcanes de Hawái tuvieron la suerte de presenciar el fenómeno en primera fila, mientras miles de personas en todo el mundo siguieron el evento a través de las cámaras en vivo del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS).
Para muchos hawaianos, cada erupción es más que un evento geológico: es también un acto cargado de simbolismo cultural. Según la tradición, Halemaʻumaʻu es el hogar de la diosa del volcán Pele, y los estallidos de lava son vistos como manifestaciones de su poder. “Cada erupción se siente como sentarse en primera fila en el espectáculo más extraordinario de la naturaleza”, relató la voluntaria del parque Janice Wei, que además documenta el fenómeno con fotos y videos.
Los científicos del USGS explicaron que el magma asciende desde una cámara subterránea a razón de unos cuatro metros cúbicos por segundo, acumulando presión hasta explotar como una botella de champán agitada. Aunque las últimas fuentes no superan los 30 metros, en otros episodios el volcán ha llegado a lanzar lava a más de 300 metros de altura.
La historia del Kilauea está marcada por largas erupciones: la más extensa comenzó en 1983 y se prolongó hasta 2018, transformando el paisaje de la isla. Por eso, los expertos no descartan que este nuevo ciclo pueda extenderse o incluso abrir nuevos respiraderos a menor altitud.
Mientras tanto, el volcán sigue atrayendo visitantes. Solo en abril, las visitas al parque aumentaron un 49 % respecto al mismo mes del año pasado, impulsadas por la fascinación que generan las erupciones. Eso sí, las autoridades advierten a los turistas que deben respetar los senderos señalizados, ya que el terreno inestable, los gases tóxicos y las grietas ocultas pueden ser mortales.
Por ahora, el Kilauea sigue mostrando su fuerza sin amenazar a las comunidades, en un espectáculo que mezcla ciencia, tradición y naturaleza en su máxima expresión.
