En lo alto de los Andes ecuatorianos, la Laguna de Yambo se destaca no solo por su belleza, sino también por los relatos que han perdurado por generaciones. A 2.600 metros sobre el nivel del mar, este lago de aguas verdes y profundas es escenario de una historia que mezcla mito y memoria.

Se dice que hace décadas, un tren que recorría el tramo Latacunga–Ambato sufrió un accidente junto a la laguna durante un Viernes Santo. La locomotora y sus vagones se precipitaron al agua y, según la tradición oral, ninguno de los pasajeros logró sobrevivir. Desde entonces, habitantes de la zona aseguran escuchar el silbato del tren cada año en la misma fecha, como si el convoy regresara desde las profundidades del lago.
Con el paso del tiempo, la leyenda ha adquirido distintas versiones. Algunos relatos la sitúan en los primeros años de las locomotoras en Ecuador, otros añaden conspiraciones políticas que habrían provocado el accidente. Lo que permanece constante es la idea de un tren espectral que emerge cada año, recordando un suceso trágico que marcó la región.
El entorno natural refuerza el misterio. Los miradores, senderos y paseos en bote permiten contemplar la laguna mientras la bruma matutina cubre parcialmente los rieles antiguos. La combinación de paisaje y silencio crea una atmósfera donde la frontera entre lo real y lo legendario parece desdibujarse.
La Laguna de Yambo también guarda recuerdos más recientes y dolorosos. En 1988, los hermanos Restrepo desaparecieron en sus aguas y nunca fueron encontrados, dejando una memoria que se entrelaza con la leyenda del tren. Este hecho inspiró el documental Con mi corazón en Yambo, que rescata la memoria de las víctimas y su conexión con el lugar.
Hoy, la laguna sigue siendo un punto de encuentro entre historia, mito y naturaleza. Los relatos del tren fantasma, la tragedia de los hermanos Restrepo y la imponencia del paisaje crean un escenario donde el pasado se siente presente, y donde los Andes ecuatorianos conservan su aire de misterio y enigma.

