En la costa de Derbent, al sur de Rusia, yace abandonada una de las máquinas de guerra más inusuales jamás construidas. Con un peso de 283 toneladas y una altura similar a un edificio de seis pisos, este coloso soviético, conocido como Lun-class ekranoplan o el temido ‘Monstruo del Mar Caspio’, alguna vez representó el pináculo de la ingeniería militar durante la Guerra Fría.
Un gigante nacido en la Guerra Fría

En plena carrera armamentista entre Estados Unidos y la Unión Soviética, el desarrollo de nuevas armas alcanzó niveles insospechados. Entre los proyectos más ambiciosos estaba el ekranoplan Lun, diseñado en 1975 y operativo desde 1987. A pesar de su apariencia de avión futurista, este titán no era una aeronave ni un aerodeslizador, sino una nave de efecto suelo (WIG, por sus siglas en inglés). Gracias a un colchón de aire generado bajo sus alas, podía deslizarse a solo 13 pies (4 metros) sobre la superficie del agua, lo que lo hacía prácticamente indetectable para los radares enemigos.
Su potencia venía de ocho motores a reacción y estaba armado con seis lanzamisiles supersónicos SS-N-22, diseñados para atacar objetivos a una distancia de hasta 100 kilómetros. Su velocidad de 287 mph (462 km/h) lo convertía en un depredador letal en el mar.
De máquina de guerra a museo abandonado
A pesar de su imponente presencia, el Lun-class ekranoplan fue retirado en los años 90, poco después del fin de la Guerra Fría. La tecnología de efecto suelo no se popularizó y, con la caída de la URSS, sus desarrollos quedaron relegados. Actualmente, este gigante yace en la costa de Derbent, donde ha sido transformado en un museo al aire libre. Aunque sus días de gloria han quedado en el pasado, su imponente estructura sigue atrayendo a curiosos y entusiastas de la historia militar.

El ‘Monstruo del Mar Caspio’ es un testimonio del ingenio y la ambición soviética, un coloso que alguna vez representó el futuro de la guerra naval y que hoy descansa como un relicario de una era marcada por el miedo y la innovación.