El monte Everest deja de ser el “basural más alto del mundo” gracias a una flota de drones

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Cada año, cientos de alpinistas llegan al Everest en busca de un sueño: tocar el techo del mundo. Pero a su paso, dejan algo más que huellas. Toneladas de basura —botellas, carpas, oxígeno vacío, restos de comida y hasta desechos humanos— transformaron a esta maravilla natural en el vertedero más alto del planeta. Hasta ahora.

Una nueva tecnología podría cambiarlo todo: drones de carga que limpian el Everest, entregan suministros y hasta asisten en emergencias. El proyecto, liderado por la empresa Airlift Technology junto al gobierno de Nepal y el gigante DJI, ya logró retirar más de 1.000 kilos de residuos durante la última temporada de escalada (marzo a mayo de 2025).

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Drones que vuelan donde los humanos arriesgan la vida

Los sherpas, conocidos por su habilidad para moverse en altura, eran quienes hasta ahora se enfrentaban al peligroso glaciar Khumbu Icefall para limpiar el camino. Ese trayecto de 6.000 metros de altitud, entre grietas y bloques de hielo inestables, tomaba entre 7 y 9 horas y ponía sus vidas en riesgo.

Con la llegada de estos drones, el mismo trayecto se hace en apenas tres minutos. Transportan cargas de hasta 32 kilos por vuelo sin exponer a nadie. Y no solo llevan basura hacia abajo: también suben alimentos, equipos médicos y oxígeno para los escaladores.

Más que limpieza: un cambio de paradigma

“Queremos demostrar que se puede combinar innovación con sostenibilidad y proteger uno de los ecosistemas más frágiles del planeta sin poner en peligro vidas humanas”, explicó Milan Pandey, cofundador de Airlift Technology.

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Para él y su equipo, la idea va más allá del Everest: es el inicio de una nueva era en la conservación de ambientes extremos, donde la tecnología se convierte en aliada de la naturaleza.

También lo resume con claridad Nima Rinji Sherpa, piloto de pruebas y logista:

“Ya no hay excusas. El Everest no puede seguir siendo el basural más alto del mundo”.

Hacia una montaña más limpia y segura

Con la vista puesta en el futuro, el modelo que hoy funciona en el Himalaya podría replicarse en otras cumbres del planeta. La experiencia muestra que es posible escalar sin destruir, y que el turismo de aventura no tiene por qué estar reñido con el respeto ambiental.

Porque si el Everest puede limpiarse, también puede hacerlo cualquier otro rincón de la Tierra.

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