En Singapur, la convivencia con el entorno no es un sueño, sino una realidad verde. El Eco-Link@BKE es un viaducto cubierto de vegetación autóctona, diseñado exclusivamente para que los animales salvajes crucen una autopista sin riesgo.

Durante años, una carretera dividió dos reservas naturales, aislando hábitats y poniendo en peligro a especies vulnerables que quedaban expuestas al atropello o a la pérdida de diversidad genética. Pero este innovador puente trajo la solución.
Hoy, más de 70 especies utilizan este “corredor verde”, desde macacos hasta pangolines. El viaducto no solo conecta territorios, sino que también revive ecosistemas y favorece la diversidad biológica.
El paso está cubierto por plantas nativas y monitoreado con cámaras trampa que registran su uso. Cada cruce animal representa un triunfo para la evolución y una prueba de que, cuando la infraestructura se construye con respeto y empatía, la naturaleza responde con más vida.
