Viajar en avión se ha convertido en una rutina para muchos, ya sea por motivos laborales o de ocio. Sin embargo, todos compartimos la misma experiencia de pasar por los controles del aeropuerto.
A medida que la tecnología avanza, los aeropuertos implementan sistemas innovadores para agilizar los procesos de embarque y seguridad. Entre estos avances, el reconocimiento facial emerge como una herramienta que simplifica la presentación de documentos. No obstante, otro truco menos conocido pero igualmente útil es el relacionado con las botellas de agua.
En la actualidad, las restricciones de seguridad impiden pasar botellas de líquido a través del control. Este simple hecho ha llevado a muchos viajeros a desechar sus botellas adquiridas a precios razonables en el supermercado, solo para comprarlas nuevamente a precios inflados una vez dentro del área de embarque.
Sin embargo, una solución ingeniosa está al alcance de todos. La clave está en adquirir una botella de agua y consumirla antes de llegar al aeropuerto, o llevar un termo reutilizable vacío. De esta manera, el paso por el control de seguridad se vuelve sin complicaciones, y una vez en la zona de embarque, es posible rellenar la botella o el termo en las fuentes disponibles por toda la terminal.
Este consejo, aparentemente trivial, puede ahorrar unos cuantos euros y evitar el desperdicio innecesario de agua. Es un pequeño gesto que beneficia tanto a tu economía como al medio ambiente.
Por lo tanto, la próxima vez que vueles, no olvides llevar contigo una botella de agua vacía para sortear los obstáculos del control y mantener tu hidratación incluso a 12.000 pies de altura. Tu bolsillo y el planeta te lo agradecerán.