Ocurre todas las noches a las 8 p.m. Comienza suavemente, como un distante trueno, y el ruido se hace más fuerte a medida que resuena por la ciudad. Es el sonido de decenas de miles de manos aplaudiendo al unísono dando su ovación a los trabajadores de la salud de la ciudad desde los balcones, como forma de agradecimiento a la lucha y esfuerzo diario.
El mismo sonido se puede escuchar a través de Madrid. Y Sevilla. Y en muchas de las ciudades de España por ahora, incluso en Latinoamérica.
Todas las noches, sin falta, a las 8 en punto. Para muchos es el momento de solidaridad e incluso de unión humana, a la distancia, pero que permite salir del teléfono y televisión para volverlo real. Como era antes, hace apenas una semana.
España ha estado en estado de emergencia desde el viernes 13 de marzo. El primer ministro Pedro Sánchez anunció que las personas estaban confinadas en sus hogares, excepto para salidas «esenciales», que incluyen el supermercado, la farmacia y el doctor Los que deben ir a trabajar deben llevar una carta de su empleador, pero la gran mayoría trabaja desde su casa, o nada en absoluto.
La policía patrulla las calles, entregando multas a cualquiera que sea sorprendido desobedeciendo las reglas (esas multas oscilan entre 100 euros y un año de prisión). Incluso ir a dar un paseo solitario está estrictamente prohibido. Para quienes viven solos, esto significa no interacción física humana en absoluto. Las medidas suenan draconianas, pero sorprendentemente hay poca resistencia. En solo unas pocas semanas, España se ha convertido en un punto de acceso de COVID-19. En Europa, solo Italia tiene más casos confirmados. El número total de casos españoles ya ha superado los 20,000, con la mayoría en Madrid, y unos 1,000 han muerto. Si bien es difícil decir que los españoles están felices de estar atrapados en casa, hay un entendimiento que aportan esas cifras.
Sin embargo, incluso en los momentos más oscuros, aparecen estos destellos de luz. A los pocos minutos del discurso del Primer Ministro el fin de semana pasado, supuestamente después de un mensaje difundido en Whatsapp, la gente de España tomó sus balcones y comenzó esta nueva tradición. Gritos de «¡Bravo!» y «¡Viva los médicos!» resonó. Los hashtags aparecieron rápidamente: #aplausosanitario (aplausos sanitarios), #quedateencasa (quedarse en casa) y #yomequedoencasa (me quedo en casa) subtitulan el movimiento, que desde entonces se ha extendido por toda Europa. Para el tercer día del cierre, el Ministerio de Salud de la Comunidad de Madrid tuiteó imágenes del personal de un hospital en las afueras de Madrid, aplaudiendo y sosteniendo una serie de mensajes que decían: “Te hemos escuchado y se ha estado moviendo. Estamos juntos en esto, [y] vamos a darlo todo ”.
También hemos visto que en Sevilla, los vecinos juegan bingo desde sus ventanas, otros bailan flamenco. En todo el país, cantantes, músicos y DJ actúan en sus balcones. Los pequeños gestos son los que mantienen viva la esperanza, esa que es clave para poder encontrar luz en momentos tan oscuros
Fuente: CNTraveller
