Todo comenzó un año antes en nuestro primer viaje de mochileros por Europa, una noche al llegar al hostal cansados de recorrer todo el día la ciudad de Estocolmo nos dimos cuenta que nos sobraba tiempo y podíamos cambiar nuestro itinerario, la pregunta en ese entonces era ¿dónde vamos y qué hacemos? Fue ahí donde tomamos una gran decisión y decidimos ir a ver la aurora boreal. Ahí mismo empezamos a buscar vuelos, trenes, hospedaje, todo lo necesario. No habían más vuelos y había lugar para una sola noche, nos arriesgábamos a no ver nada. Si queríamos ir teníamos menos de 1 hora para tomar el único y último tren del día, un tren nocturno con una duración de 18 horas con destino al ártico! Fue así como juntamos rápidamente nuestras mochilas y corriendo fuimos a la estación de tren.
El viaje fue largo pero finalmente llegamos al día siguiente a Abisko. Un pueblito de no más de 100 habitantes ubicado a 200 km sobre el Círculo Polar Ártico y por su ubicación es considerado el mejor lugar del mundo para poder observar la Aurora Boreal. Teníamos una sola noche para probar nuestra suerte. Luego de hacer el check-in el recepcionista nos da la mala noticia de que se venía una gran tormenta de nieve que no nos permitiría ver la aurora. No queríamos creerle y preferimos probar nuestra suerte. Le preguntamos por un buen lugar para observarla y nos dijo que a un poco más de 2 km aproximadamente estaba el parque nacional y que desde ahí era un muy buen lugar.
Esperamos que caiga la noche y fue ahí cuando salimos en busca de la Aurora, la noche era oscura sin luna y la tormenta se acercaba. La única forma de llegar era caminado, estábamos poco preparados ya que no estaba pensado ir tan al norte en este viaje. Lo que si es que caminamos en parte al costado de una ruta con una gruesa capa de hielo donde pasaban camiones frecuentemente a una gran velocidad y a través de pequeños senderos en un bosque oscuro abriendo paso con las linternas de los celulares que sus baterías duraron segundos con el frío. A la mitad del camino ya no teníamos más que la lejana luz del lugar donde íbamos que reflejaba con las bajas nubes como guía, seguimos caminando y muy cerca del lugar nos cruzamos con alguien que nos recomendó volver porque cerraron todo por la tormenta que estaba pronosticada. Al dar la vuelta empieza rápidamente la tormenta y no nos quedaba opción más que volver, el viento era fuertísimo y la nieve caía de manera violenta y rápida en gran cantidad contra nosotros. Minutos más tarde llegamos finalmente al guesthouse y luchando abrimos la puerta que el fuerte viento empujaba en contra.
Minutos antes de que caiga la tormenta
Fue una viaje largo con una estadía corta, a pesar de no encontrarme con la Aurora, por la experiencia vivida en ese corto tiempo y el lugar donde me encontraba, EL ÁRTICO, realmente hicieron que valga la pena ese largo viaje a conocer la Laponia Sueca, con paisajes formado por kilómetros de bosques y llanuras cubiertas por metros de nieve, montañas y horizontes blancos que hicieron que me prometa volver en 1 año para cumplir unos de mis más grandes sueños y tachar varias cosas de mi larga lista de la cual sigo sumando cosas.