El caos se desató en un vuelo doméstico en Estados Unidos que tenía como destino Seattle, Washington, partiendo desde Houston, Texas. Lo que prometía ser un viaje rutinario se convirtió en una pesadilla cuando un perro a bordo defecó en la primera clase, desencadenando una serie de eventos que llevaron al avión a realizar un aterrizaje de emergencia.
El desafortunado incidente ocurrió recientemente en un vuelo de United Airlines, cuando el canino, que viajaba en la cabina, no pudo contenerse y dejó su excremento en el área de primera clase. Los empleados de la aerolínea se esforzaron durante dos horas en limpiar la suciedad con toallas de papel, pero el olor persistente y la situación insostenible llevaron a medidas extremas.
James Hobbs, un pasajero presente en el vuelo, describió la escena nauseabunda que invadió la cabina y los baños de primera clase. El olor penetrante obligó a las azafatas a distribuir máscaras y toallitas de alcohol entre los pasajeros para ayudarles a soportar la situación. Hobbs, quien compartió la experiencia en redes sociales, terminó descompuesto por la situación.
Según su relato, la defecación del perro fue de naturaleza líquida y se esparció por diversos lugares de la cabina, llegando incluso a salpicar el zapato de un pasajero. La situación alcanzó su punto máximo cuando varios pasajeros comenzaron a discutir y gritar debido al incidente.
La aerolínea confirmó el incidente y admitió que el vuelo fue desviado a Dallas, Texas, donde permaneció detenido hasta que la cabina fue limpiada y desinfectada a fondo. La tensión entre pasajeros, el dueño del perro y las tripulantes de vuelo se mantuvo durante la parada no programada en Dallas.
Según las regulaciones de United Airlines, los perros y gatos pueden viajar en la cabina, siempre que estén en jaulas. Solo los animales de servicio tienen permitido viajar sueltos. Este incidente deja claro los desafíos y las complicaciones que pueden surgir al permitir animales en la cabina durante los vuelos comerciales.
