El 2024 marcó un hito histórico para España, con 94 millones de turistas internacionales visitando el país, según cifras presentadas por el Ministerio de Industria y Turismo. Este récord representa un aumento del 10% respecto a 2023, consolidando a España como el segundo destino más visitado del mundo, solo detrás de Francia.
El auge del turismo dejó beneficios económicos significativos, con un estimado de 130.347 millones de dólares generados por el gasto de los visitantes. Sin embargo, este crecimiento también expuso tensiones entre el éxito turístico y las demandas de un modelo más sostenible.
Las celebraciones por el récord de visitantes contrastaron con protestas en ciudades clave como Barcelona, Palma de Mallorca y Málaga, donde residentes locales expresaron su frustración ante el impacto negativo del turismo masivo. Gritos como “Tourists, go home” resonaron en calles y terrazas, reflejando un creciente rechazo hacia la proliferación de pisos turísticos que contribuyen al aumento de los costos de vivienda.
Además, las críticas se centraron en el uso excesivo de recursos naturales, como el agua, y el deterioro de espacios públicos y naturales. Estas preocupaciones llevaron al Ayuntamiento de Barcelona a anunciar medidas contundentes, como la no renovación de licencias de viviendas turísticas a partir de 2028, lo que obligará a más de 10.000 apartamentos a regresar al mercado residencial.
El Gobierno, liderado por el ministro Jordi Hereu, trabaja en diversificar la oferta turística y desconcentrar destinos, buscando un equilibrio entre los beneficios económicos y las demandas ciudadanas. Mientras tanto, estudios como el de Deloitte y Google sugieren que España podría superar los 110 millones de turistas para 2040, lo que plantea el reto de gestionar un turismo masivo de forma sostenible.
España celebra un récord histórico, pero el llamado a un turismo más responsable y equilibrado continúa ganando fuerza entre quienes viven el día a día en los destinos más visitados del país.
