En lo profundo de los Andes peruanos se encuentra La Rinconada, la ciudad más alta del mundo, ubicada a 5.100 metros sobre el nivel del mar. Con una población de alrededor de 17.000 habitantes, esta localidad se ha ganado fama por sus condiciones extremas y su intensa actividad minera: la mayoría de sus residentes vive de la extracción de oro, enfrentando un terreno tan hostil como su clima.
El acceso a La Rinconada no es para cualquiera: únicamente se puede llegar en vehículos todoterreno preparados para circular sobre zonas nevadas y un glaciar congelado que cubre parte del camino. Las temperaturas son extremas, variando entre -11°C y 6°C, y en invierno pueden descender hasta -13°C, convirtiendo cada día en un verdadero desafío de resistencia.
Vivir allí significa adaptarse a un aire extremadamente delgado, calles improvisadas y condiciones que parecen imposibles para cualquier visitante. Sin embargo, los mineros y sus familias han convertido este lugar en su hogar, donde la vida cotidiana transcurre entre pozos de minería, mercados improvisados y la constante búsqueda de oro que mantiene viva a la ciudad más alta del planeta.
La Rinconada no solo sorprende por su altitud, sino también por la forma en que sus habitantes han logrado adaptarse a un entorno que muchos considerarían inhabitable, convirtiéndola en un ejemplo extremo de resiliencia humana.

