Mihaela Noroc, fotógrafa nacida en Rumania, ha estado fotografiando a mujeres de todo el mundo durante los últimos cuatro años. Ha capturado retratos en cerca de 60 países… desde Afganistán hasta Islandia. Bautizó a su proyecto como El Atlas de la Belleza, y planea publicar un libro de sus fotografías en septiembre de este año.
Noroc tuvo su primera cámara a los 16 años, los primeros rostros que fotografió fueron los de su hermana y su madre. Así es como empezó a amar fotografiar a mujeres.
Un viaje en el 2013 a Etiopía la inspiró a volver a la fotografía, que había abandonado después de que sus profesores en la universidad la desalentaron a dedicarse a eso profesionalmente.
El Atlas de Belleza comenzó como un pequeño proyecto financiado sólo por los ahorros personales de Noroc y se conocía sólo en su país de origen, Rumania. Pero ella quería ir más allá, quería que sus fotos fueran un antídoto contra los terribles conflictos que vemos todos los días en los medios de comunicación de todo el mundo.
Noroc quería mostrar la belleza y diversidad que hay en todo el mundo. Y que esa diversidad en lugar de ser un catalizador para el conflicto, se convirtiera en algo que se abrace y se respete.
El proyecto (sin darse cuenta) creció de un día para el otro. La obra se extendió rápidamente, y antes de que ella lo supiera, tenía su bandeja de entrada llena de mensajes de personas de todo el mundo.
«Sentí mucha presión, pero también entendí que tengo que trabajar más, tengo que capturar más diversidad, encontrar historias más inspiradoras y realmente puedo enviar un mensaje que se escuchará».
Gracias a las donaciones de personas de todo el mundo, Noroc ha podido trabajar en el proyecto tiempo completo. Ha podido tomar fotos en en todos los continentes… todos! Ha capturado belleza en lugares que van desde la selva amazónica hasta la meseta tibetana.
Noroc prefiere fotografiar caras más naturales, sin mucho maquillaje. Ya que ella cree que «si nuestro exterior es natural y auténtico, nuestro interior será más visible».
«… la belleza no tiene límites, no es una cuestión de cosmética, dinero, raza o condición social, sino más bien de ser tú mismo».
Para ella, la belleza es la diversidad y puede enseñarnos a ser más tolerantes. Somos muy diferentes, pero debemos darnos cuenta de que todos somos parte de la misma familia. Además sostiene que estamos rodeados de belleza en nuestra vida cotidiana, pero a veces estamos demasiado ocupados para verlo.
«Podemos encontrar la belleza a nuestro alrededor: en una sonrisa, en dos ojos amables, en algunas arrugas, en una historia, en un gesto».