Las reservas marinas mantienen una explotación sostenible de los recursos pesqueros. Gracias a esta protección, se recuperan los caladeros y se garantiza la conservación de unos espacios realmente bellos, en los que disfrutar de la flora y fauna marina en su plenitud. Son lugares excepcionales en los que los buceadores deben respetar una serie de buenas prácticas. Este listado muestra un recorrido por algunas reservas marinas en las que practicar buceo responsable en España.
Mar de las Calmas en El Hierro (Canarias)
La reserva de Punta de la Restringa – Mar de las Calmas es una zona resguardada de los vientos alisios y de la fría corriente de las Canarias, que hace posible disfrutar de aguas tranquilas y cálidas durante todo el año. Su fondo marino destaca por su amplia diversidad. Dispone de distintos puntos de buceo desde donde contemplar ejemplares de tiburones ballena, mantas diablo, barracudas, peces trompeta, tortugas bobas, etc.
Archipiélago Chinijo (Canarias)
Esta es la mayor reserva marina de Europa, que se extiende por la Graciosa, el Norte de Lanzarote y los islotes que forman el Archipiélago Chinijo. Su excepcional valor paisajístico se basa en fondos rocosos plagados de cuevas y túneles. Además, cuenta con la mayor biodiversidad de las islas Canarias, con especies como el tiburón angelote, morenas negras, jureles, burritos listados o la langosta canaria.
Isla de Alborán (Andalucía)
Este islote de origen volcánico situado en alta mar, entre Melilla y Almería, es un entorno privilegiado, ya que en él conviven especies mediterráneas, subtropicales y otras procedentes de áreas más frías, ya que es una zona de transición entre las aguas mediterráneas y las del Atlántico. Los corales rojos y los bosques de laminarias son las especies protegidas más sobresalientes.
Parque Natural de Cabo de Gata (Andalucía)
Sus aguas cristalinas permiten una gran visibilidad y la entrada de abundante luz solar. En cuanto al lecho, los buceadores encontrarán fondos arenosos y rocosos, extensas praderas de posidonia oceánica, endémica del Mediterráneo, corales anaranjados y nacras. La mayor variedad de fauna se aprecia entre los 5 y los 10 metros de profundidad, y es frecuente ver meros, cabrachos, lubinas, salmonetes, melvas, sepias, calamares o pulpos, entre otros.
Isla de Tabarca en Santa Pola (Comunidad valenciana)
En 1986, la Isla de Tabarca se convirtió en la primera reserva marina del país. En ella habitan meros gigantes, rayas, langostas, barracudas, morenas, entre otras. También hay arrecifes típicos mediterráneos de gorgonias, ascidias y esponjas, y uno artificial que se ha creado con los años, aprovechando unas estructuras cúbicas huecas. Los buceadores con más experiencia disfrutarán curioseando por los numerosos pecios que hay en el fondo.
Masía Blanca en Comarruga (Cataluña)
Sus fondos están formados por praderas de posidonia, fondos de mäerls y zonas de arena y sin vegetación, una mezcla que enriquece su biodiversidad. En ellos, los visitantes verán lubinas, doradas, salmonetes e invertebrados como pulpos o sepias, entre otros. Como curiosidad, a esta reserva vierte sus aguas de la fuente termal Font Deu de Brisamar, las cuales tienen una temperatura constante de 19 °C.
Cala Rajada en Mallorca (Baleares)
También aquí existen praderas de posidonias, fondos coralígenos y mäerl. El lecho de esta reserva es rocoso y posee numerosas cuevas para buceadores experimentados, y sus fondos son de una belleza espectacular que nada tienen que envidiar a los tropicales. En cuanto a la fauna que aquí se desarrolla sobresalen especies como la langosta roja, el bogavante, el mero, el cabracho y la corvina.