El propósito en cada viaje conocer hasta el último detalle de cada lugar al que visites y más si tienes un mes entero para irte de viaje, pero cuando te das cuenta que el mundo es muy grande y que un mes no es tanto tiempo como pensabas debes tomar decisiones arriesgadas, sacrificar descanso y comodidad por tachar otro país en el mapa y recorrer una nueva ciudad.
La situación era la siguiente: Un mes para recorrer Europa y una lista de 20 ciudades que al momento de hacer itinerario quedó reducida a 12, una de ellas, Praga. Ciudad de paso entre Berlín y Budapest, y de la cual poca referencias tenía hasta ese momento.
Tenía 12 horas para conocer esta ciudad y decidí hacer un retrato de Praga por cada hora que estuve allí.
8:00 hs
Empezaba el día, luego de 3 horas en bus desde Berlín llegaba a Praga con más hambre que cansancio luego de pasar la noche en la estación de buses de la capital alemana. El primer paso era buscar algo para desayunar y planear el día.
9:00 hs
El punto de partida para empezar el recorrido fue la Plaza de la Ciudad Vieja. Lugar de encuentro de la mayoría de “Walking Tour” gratuitos en todos los idiomas que se puedan imaginar. El espacio ideal para dar inicio a la jornada maratónica.
10:00 hs
En las primeras horas de esa mañana de octubre la ciudad ya había pagado el viaje, el guía español logró cautivar con sus historias de monarcas defenestrados por culpa de problemas ideológicos y su humor al grupo de viajeros que seguíamos sus pasos.
11:00 hs
El barrio judío fue el cierre de nuestro primer recorrido por la ciudad. Las sinagogas, sus pequeñas calles y el cementerio con las lápidas apretujadas nos recuerdan el atroz trato que tuvo el pueblo judío a lo largo y ancho de toda Europa durante la primera mitad del siglo XX.
12:00 hs
El sol tangencial del medio día otoñal marcó el inicio del camino hacia las colinas donde se ubica el palacio real más grande del mundo, actual casa presidencial y oficinal del gobierno Checo.
13:00 hs
Cada ciudad se define por la relación con su río y Praga vive en un idilio permanente con el Moldava a pesar de que su furia la haya inundado tantas veces a lo largo del tiempo.
14:00 hs
Dejando atrás el Moldava y luego de cruzar el puente Manesuv Most emprendemos el ascenso en tranvía al palacio real. Hora pico, igual de lleno que cualquier medio de transporte en nuestras ciudades latinoamericanas.
15:00 hs
Los jardines del Castillo Real, un pequeño regalo del rey Fernando I a su esposa Ana y a la nobleza de la ciudad, son el abrebocas de lo que venía detrás de las murallas. El correr del agua por la fuente central genera un sonido similar al repicar de las campanas de la catedral, según los locales.
16:00 hs
Luego de caminar cerca de un kilómetro se llega a la cima de la colina desde donde se ven los techos rojos de Malá Strana (Lado Pequeño), centro histórico y barrio más antiguo de la ciudad. Una de las mejores panorámicas de toda Europa (o por lo menos de la que visité)
17:00 hs
Más de 500 años se tardaron en construir la Catedral de San Vito y los diferentes estilos arquitectónicos de cada una de sus bóvedas la hacen especial y diferente a las decenas de iglesias que se ven en un Eurotrip.
18:00 hs
Muchos estilos arquitectónicos, vino caliente y la calle de las casas pequeñas (incluida la de la hermana de Kafka), desbordaron las expectativas sobre el Palacio Real de la ciudad. Valió la pena subir a esa colina.
19:00 hs
Al recorrido le quedaban dos paradas, una de ellas, la Iglesia de Santa María de la Victoria y San Antonio de Padua (Kostel Panny Marie Vítězné), y su Divino Niño “glamero” con miles de vestidos que usa según la ocasión.
20:00 hs
La vuelta a Malá Strana por el famoso Puente de Carlos cierra con broche de oro una ciudad que en tan solo 12 horas logró ganarse el puesto de lugares a volver en el próximo Eurotrip.
8 horas de bus nos separaban de Budapest y el cansancio a esa altura del viaje era evidente, pero cada pasado dado en Praga valió la pena en esa escala de 12 horas entre Alemania y Hungría. #NosVeremosOtraVez
