Andrea y Jere no son unos papás cualquiera: ellos llevan viajando casi 5 años y 57.000 kilómetros recorridos junto a sus mellizas, Osiris y Lórien, quienes nacieron al inicio de la travesía.
Oriundos de Neuquén, en la Patagonia Argentina, antes de comenzar la aventura, Andrea y Jere alquilaban un departamento y manejaban un negocio propio que les garantizaba un buen pasar. Sin embargo, ellos se seguían sintiendo vacíos, les faltaba más.
Y allí fue cuando descubrieron que no solamente querían viajar, sino que querían vivir en constante movimiento, como auténticos nómades. Pero claro, tomar la decisión no fue fácil, dejar todo significaba un gran desafío que ellos estaban dispuestos a enfrentar.
El primer paso fue poner fecha de inicio de esta aventura: saldrían desde Neuquén capital el 20 de julio de 2014, el Día del Amigo. Eligieron esa fecha porque así querían partir, rodeados de amigos y familiares.
Motivados por el sueño de viajar sin tiempos y embarazados de 5 meses, Andrea y Jere no miraron hacia atrás: comenzaron recorriendo gran parte de Argentina y Uruguay, hasta que las mellizas estaban listas para salir al mundo a seguir recorriendo nuevos destinos.
¿Surgieron dudas o miedos al momento de viajar con las mellizas recién nacidas?
Miedos y dudas muchas y en diferentes etapas. Apenas nos enteramos que estábamos embarazados, pensamos: «¿qué hacemos, seguimos con el proyecto ¿Cómo y dónde van a nacer? ¿En nuestro país o en otro?».
Yo como mamá primeriza mi cabeza se llenó de preguntas, pero mi corazón me decía que había que seguir. Junto con Jeremías después de infinitas charlas, después de investigar de leer a otros viajeros nos dimos cuenta que «si era en ese momento, es por qué el bebé quería venir con nosotros». Ni les cuento cuando nos enteramos que eran dos (deseábamos con locura que fueran dos).
Cuando nos hicimos el test y dio positivo, todo el mundo pensaba que íbamos a cancelar el viaje, y nosotros insistíamos: «No, vamos a viajar con el bebé». Y aunque luego nos enteramos de que serían dos, nosotros decidimos darle una vida nómada a nuestras hijas: dudas y miedos siempre surgen hasta viviendo una vida sedentaria.
¿Cuánto tiempo creen que va a durar este viaje? ¿Tienen un destino final?
Cuando salimos dijimos hasta Alaska en 4 años pero el viaje te mira, el viaje te transforma y es un camino de ida. Ahora no hay tiempos, ni hay meta fija, sí hay muchos sueños dentro de un gran sueño, pequeñas metas, lugares que queremos conocer, lugares que nos gustaría estar más tiempo, pero convencidos de que vivir viajando es la mejor opción, no corriendo sino viviendo la esencia de cada lugar!
Iniciar una aventura junto a sus hijas debe ser una experiencia muy especial. ¿Cuál es el principal mensaje que les quieren dejar para el futuro?
Osiris y Lórien nacieron en pleno viaje en la ciudad de Rosario, y con dos meses de vida volvimos a la ruta. Hoy podemos decir, no solo que no nos arrepentimos, si no que es la mejor experiencia que la vida nos ha dado, ser padres en viaje!
La idea es poder mostrarle a nuestras hijas el mundo, otras culturas, otras maneras de vivir, de relacionarse, mostrarles que ningún sueño es imposible de cumplir si uno le pone el corazón y mucho esfuerzo. Y tantas otras cosas que día a día el viaje nos enseña!
¿Cómo solventan el viaje?
Esa es la pregunta del millón: es importante aclarar que NO somos millonarios. Desde siempre hemos trabajado, Jeremías es fotógrafo y en la primera etapa del viaje pudimos solventar todo gracias a esa actividad y algunos ahorros. Para esta segunda etapa, tenemos pensado continuar con la fotografía y sumarle algunos cursos y capacitaciones en redes sociales y filmación publicitaria.
¿Qué balance hacen de lo bueno y lo malo de vivir viajando?
Lo único malo es que nos podés ver a tus seres queridos tanto como te gustaría/
Después solo sacamos cosas buenas: lo mejor es poder criar 100% nosotros a nuestras hijas, tener tiempo de calidad en familia que tanto se ha perdido en la sociedad actual.
Los chicos son como esponjas, absorben todo, y a veces a nosotros mismos nos sorprenden con la rapidez que aprenden cosas en viajes, sobre culturas, naturaleza, idiomas, geografía, historia.
Hasta para la pareja es bueno, siempre decimos: la pareja que sobrevive a un viaje es amor de verdad. En la quietud pasamos poco tiempo con la pareja y nos lleva mucho tiempo descubrir qué cosas me gustan y qué cosas no me gustan del otro. De viaje todo se acelera y también tenés el tiempo de dialogar y solucionarlo.
¿Lo recomiendan a otras familias con hijos?
Se lo súper recomendamos a personas solas a parejas y ni hablar a familias. Si bien creemos que viajar así no es para todo el mundo, de lo que sí estamos seguros es que hay una manera de viajar que se puede amoldar a cada persona y que no hace falta ser Nómades Digitales como nosotros, todas las profesiones, gustos o intereses se pueden meter en una mochila y salir a conocer el mundo!
Los sueños están para cumplirse, no los dejen debajo de la almohada. Así que si quieren, pueden!
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