«Las semanas que vienen serán duras» fueron las palabras empleadas por el premier Jean Castex para advertir sobre la situación epidemiológica de Francia, país que en las últimas 24 horas reportó más de 41.000 casos de coronavirus. En efecto, las autoridades no tardaron en anunciar la ampliación del toque de queda que desde el pasado 17 de octubre regía para nueve localidades de Francia. Ahora, otros 38 departamentos se sumarán a la medida, alcanzando con sus restricciones a 46 millones de personas.
Para enfrentar la pandemia de coronavirus, que parece no dar tregua en su segunda «vuelta» por el continente europeo, el Gobierno francés ha decidido que el toque de queda nocturno que está vigente en las mayores ciudades de Francia (París, Grenoble, Lille, Lyon, Aix-Marseille, Montpellier, Rouen, Saint-Etienne y Toulouse) se ampliará desde este viernes a la medianoche a gran parte del territorio. De esta manera, la nueva disposición afectará a 46 millones de personas, casi dos tercios de la población total.
Por lo pronto, el toque de queda perdurará durante seis semanas, y obligará a los residentes a quedarse en casa de las 21:00 a las 6:00.
Según ha indicado Sanidad Pública, la tasa positiva de contagios alcanzó el 14,3%, un nuevo récord para lo que es la situación de la pandemia en el país, por lo que han obligado a las autoridades a mostrarse en alarma ante una posible saturación de la salud y tomar medidas drásticas para evitarlo. El ministro de Sanidad, Olivier Véran, ha confesado que se diagnostican más de mil casos de COVID-19 cada hora en Francia.
De hecho, Castex ha explicado que Francia amplia su toque de queda y afectará incluso a regiones donde el virus no se ha extendido aún tanto como en otras, pero ha defendido la necesidad de actuar de forma «preventiva».
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