Se produce después de que el mismo destino anunciara una gran cantidad de restricciones para fumar la semana pasada.
Caminar por la calle y atravesar nubes de vapor con sabor a sandía, chicle e incluso natillas se ha vuelto bastante común en los últimos años, gracias al aumento de la popularidad de los cigarrillos electrónicos de un solo uso.
Sin embargo, la neblina de olor dulce y enfermizo pronto podría convertirse en una cosa del pasado en un país europeo, ya que se acaba de aprobar la prohibición de los «vapes», «puffs», «tonks» (como quiera llamarlos).
El Parlamento de Francia votó por unanimidad esta semana a favor de prohibir el uso de cigarrillos electrónicos de un solo uso en un proyecto de ley que podría implementarse en septiembre del próximo año.
Todavía estará sujeto a la aprobación del Senado de Francia y de la Comisión de la UE, pero debido a las amplias preocupaciones sobre salud y medio ambiente, además del entusiasmo de los parlamentarios, parece bastante probable.
La semana pasada se anunció que Francia tenía grandes planes para prohibir fumar en un gran número de espacios públicos en todo el país y aumentar el precio de los cigarrillos. Sin embargo, la prohibición de los cigarrillos electrónicos parece ser aún más estricta contra el vaping.
Los vaporizadores, o «puffs», como se les conoce en Francia, cuestan alrededor de 9 euros (9,70 dólares), que es más barato que un paquete de 20 cigarrillos. El precio, además del uso de colores brillantes y sabores inspirados en la confitería, han llevado a los activistas a acusar a los fabricantes de dirigirse a los jóvenes.
La Alianza Contra el Tabaco dijo que el 15 por ciento de los jóvenes franceses de 13 a 16 años han «inhalado» al menos una vez, y la mayoría afirma haberlo probado cuando tenían 11 o 12 años. Si bien vapear se considera menos dañino que fumar, en realidad no lo es, existe el tiempo suficiente para que podamos conocer los impactos a largo plazo.
Y la salud humana no es la única preocupación: según la BBC, un grupo de médicos franceses que escribieron a Le Monde a principios de 2023 describieron su uso como “una plaga ambiental”.
Material Focus, una organización medioambiental del Reino Unido, descubrió que más de un millón de dispositivos se tiran a la basura cada semana. Un millón. Además, los cigarrillos electrónicos están hechos de plástico y contienen baterías de litio, así como trazas de metales pesados.
Nueva Zelanda y Australia ya han implementado restricciones, como niveles más bajos de nicotina y restricciones en las tiendas cercanas a las escuelas. En toda Europa, otros lugares, incluidos el Reino Unido, Irlanda y Alemania, están considerando prohibiciones similares.
¿Podría ser este el fin de una era? ¡Al menos por el bien del medio ambiente, eso esperamos!
