En una historia que parece sacada de una película de supervivencia, Giuseppina Bardelli, una mujer italiana de 89 años, logró sobrevivir cuatro días perdida en un bosque cercano al Paso della Forcora, en la provincia de Varese, al norte de Italia. Todo comenzó el 21 de agosto, cuando Giuseppina se aventuró en el bosque junto a su hijo en busca de setas, una actividad que disfrutaba desde hace décadas. Sin embargo, lo que debía ser una excursión tranquila se convirtió en una prueba de vida o muerte.
Durante la recolección, Giuseppina se separó brevemente de su hijo y, tras sufrir un mareo y una caída que le causó varias costillas rotas, se desorientó completamente en el terreno montañoso. A pesar de sus intentos por encontrar el camino de vuelta, acabó perdida en el vasto bosque.
Los días siguientes fueron una lucha constante contra el frío, la soledad y la falta de alimento. Sin embargo, Giuseppina demostró una resiliencia y determinación asombrosas. Para mantenerse con vida, bebió agua de los charcos que encontraba y se cubrió con la vegetación del lugar para protegerse de las bajas temperaturas nocturnas. A pesar de su avanzada edad y las heridas que sufrió, se negó a rendirse.
Su desaparición movilizó a toda la comunidad local. Bomberos, voluntarios de protección civil, e incluso helicópteros y drones participaron en la búsqueda, pero Giuseppina seguía sin aparecer. Fue solo después de cuatro días de intensa búsqueda que un equipo de rescate logró encontrarla, guiados por los débiles gritos de la mujer que, finalmente, escuchó las voces de sus rescatadores.
El encuentro fue emotivo. Aunque agotada y herida, Giuseppina fue encontrada en condiciones relativamente estables, considerando las circunstancias extremas que había enfrentado. Fue trasladada al hospital, donde se le diagnosticaron varias costillas rotas y una leve perforación en un pulmón, pero los médicos destacaron que, para alguien de su edad, había logrado sobrevivir a una situación extraordinariamente peligrosa.
Giuseppina, quien siempre había sido una amante de las montañas y miembro del Club Alpino Italiano (CAI), nunca perdió la fe. «Rezar el rosario que llevaba conmigo me dio fuerzas», comentó tras su rescate, destacando cómo su espiritualidad la ayudó a sobrellevar esos días difíciles. También relató que durante las noches, un zorro se le acercaba, y en su soledad, se encontró hablando con el animal como si fuera un compañero en su aislamiento.
Su familia, visiblemente aliviada, expresó su gratitud hacia todos aquellos que participaron en la búsqueda. «Estamos increíblemente agradecidos a todos, incluidos nuestros vecinos, que nos apoyaron en estos días tan angustiosos,» declaró su hijo Roberto.
Esta historia de supervivencia no solo es un testimonio de la fuerza y el espíritu indomable de una mujer que se negó a rendirse, sino también un recordatorio del poder de la esperanza y la comunidad en tiempos de crisis.