En la actualidad, el mercado del turismo ha encontrado una nueva fascinación: los hoteles embrujados. En un giro inesperado, muchos hoteles han comenzado a exhibir su lado más espeluznante, ofreciendo experiencias paranormales y paquetes de «habitaciones con un susto» que capturan la imaginación de los visitantes. Este fenómeno ha sido impulsado por propiedades como el Red Cliffs Lodge en Utah, donde los huéspedes no solo disfrutan de vistas al río Colorado, sino que también pueden usar un «kit de caza de fantasmas» que incluye herramientas para detectar actividad paranormal.
Para los fanáticos de lo macabro, alojarse en un hotel embrujado es el equivalente a vivir una noche de Halloween eterna. Con el auge del interés en lo sobrenatural, propiedades históricas como el Stanley Hotel en Colorado –inspiración para la famosa novela de Stephen King El Resplandor– han creado eventos especiales como “The Shining Ball”, además de ofrecer visitas y actividades paranormales durante todo el año. Su historia, su ambiente y los relatos de avistamientos fantasmales lo han convertido en uno de los destinos más buscados por aquellos que buscan una experiencia única y aterradora.
Anthony Melchiorri, experto en hotelería, explica que «el turismo embrujado no es solo una moda pasajera, sino una oportunidad para que los hoteles se diferencien en un mercado saturado». Y es que la industria del turismo paranormal no solo genera grandes ingresos, sino que ofrece a los visitantes una experiencia inolvidable.
Hoteles icónicos como los de la cadena Historic Hotels of America han captado esta tendencia y ofrecen una lista anual de los 25 hoteles más embrujados de Estados Unidos. Algunas propiedades de la World of Hyatt y Sonesta International Hotels también han sumado propuestas paranormales a su oferta, aprovechando historias locales de fantasmas y asociaciones con expertos en lo sobrenatural. Elizabeth Harlow, directora de marca de Sonesta, asegura que cada vez más viajeros buscan experiencias que combinen “la temerosa tradición local con la posibilidad de encuentros paranormales”.
Para muchas de estas propiedades, compartir sus historias sobrenaturales es una forma de mantener viva la historia del lugar. Por ejemplo, el Gifford House Inn en Massachusetts preserva la esencia de su pasado «embrujado» y promueve actividades como lecturas de tarot y sesiones con médiums en una sala decorada con elementos místicos.
A pesar del factor comercial, para muchos hoteles, el contar historias de fantasmas es una manera de preservar el pasado. Sin embargo, como advierten los investigadores de Cornell Hospitality Quarterly, estos hoteles deben mantener el equilibrio entre el entretenimiento y la autenticidad, evitando exageraciones que desvirtúen la historia real detrás de los eventos paranormales. En última instancia, estos lugares buscan crear una atmósfera donde los huéspedes puedan explorar lo desconocido con respeto y curiosidad, dejando espacio para que, como dicen muchos de sus visitantes, “algo haga ruido en la noche”.
Esta combinación de turismo, historia y misterio ha convertido a estos hoteles en destinos perfectos para aquellos que buscan algo más que una simple habitación. Así, cada visita se convierte en una experiencia única, y cada huésped, en un testigo potencial de lo inexplicable.