El Mundial 2026 y la política migratoria: ¿Qué pasará con los países vetados?
La Copa Mundial de la FIFA 2026 ⛹️♂️ será un evento histórico por múltiples razones: se celebrará por primera vez en tres países (Estados Unidos, Canadá y México), contará con 48 equipos participantes por primera vez en la historia, y podría también estar marcada por complicadas tensiones diplomáticas y migratorias si Donald Trump es reelegido presidente de Estados Unidos.
La reciente clasificación de varias selecciones nacionales provenientes de países anteriormente afectados por el veto migratorio impuesto por Trump durante su primera presidencia en 2017 ha reactivado el debate: ¿podrían los jugadores, cuerpos técnicos y aficionados de esos países enfrentar barreras para ingresar a territorio estadounidense?
¿Qué fue el veto migratorio de Trump?
En enero de 2017, apenas días después de asumir su cargo, Donald Trump firmó una orden ejecutiva que prohibía temporalmente el ingreso a Estados Unidos a ciudadanos de siete países de mayoría musulmana: Irán, Irak, Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen. Esta decisión generó una ola de protestas a nivel mundial y fue objeto de múltiples impugnaciones legales.
Con el tiempo, el veto fue modificado, y algunos países fueron removidos o añadidos a la lista en versiones posteriores. Aunque fue finalmente revocado por el presidente Joe Biden en 2021, Trump ha indicado públicamente que, si regresa a la Casa Blanca, implementará nuevamente restricciones migratorias similares o incluso más estrictas ([fuente](https://www.washingtonpost.com/politics/2023/11/15/trump-muslim-ban-election/)).
Equipos clasificados al Mundial 2026 que podrían verse afectados
Hasta ahora, varias selecciones nacionales ya han asegurado su clasificación para el Mundial 2026, incluyendo la anfitriona Estados Unidos. Sin embargo, también han comenzado a destacar selecciones de países que estuvieron dentro del rango de bloqueos migratorios anteriores. Por ejemplo, Irán y Siria, que participaron en ediciones pasadas, podrían clasificar nuevamente.
Algunos de los problemas potenciales incluyen:
- Restricciones de visado: En un eventual regreso de las políticas migratorias restrictivas de Trump, los miembros de las delegaciones oficiales de ciertos países podrían enfrentar demoras o denegaciones de visado para ingresar a EE.UU., incluso siendo parte de un evento deportivo global.
- Limitaciones para los aficionados: Miles de hinchas que deseen apoyar a sus selecciones en suelo estadounidense podrían quedar excluidos si sus países de origen son nuevamente incluidos en una lista negra migratoria.
- Complicaciones logísticas: La distribución de los partidos entre Estados Unidos, México y Canadá implicará una importante necesidad de movilidad entre naciones. Cualquier obstáculo para ingresar a EE.UU. podría influir en los itinerarios y poner en desventaja logística a algunos equipos.
La reacción de la comunidad internacional
Varias organizaciones, incluyendo la FIFA, ya han enfrentado controversias similares en el pasado. En eventos como los Juegos Olímpicos y otras Copas Mundiales, las condiciones políticas y diplomáticas han desatado conflictos sobre la equidad y accesibilidad del torneo.
La FIFA ha sido clara en su compromiso con la inclusión y la neutralidad política. Es probable que esta situación obligue al organismo rector del fútbol mundial a presionar a las autoridades estadounidenses para garantizar el acceso libre de cualquier equipo clasificado. Incluso podría contemplarse prohibir la sede de partidos en territorio estadounidense para selecciones vetadas, lo cual sería logísticamente complejo.
¿Qué alternativas podrían aplicarse?
Una posibilidad que se plantearía en caso de un nuevo veto sería que los partidos de selecciones vetadas sean jugados exclusivamente en Canadá o México. Esto permitiría a estos países evitar el ingreso a EE.UU. y, al mismo tiempo, participar plenamente en el torneo.
Sin embargo, esta solución presenta inconvenientes:
- Impacto en la experiencia del torneo: El Mundial está pensado como un evento integrado entre los tres países norteamericanos. Dividir los partidos en función de políticas migratorias rompería la armonía logístico-organizativa.
- Discriminación indirecta: Aunque no sea intencional, obligar a ciertos equipos a competir en países «no vetantes» puede interpretarse como una forma de marginación.
- Difícil planificación anticipada: La distribución de sedes y partidos es decidida con años de antelación. Un escenario político cambiante podría obligar a la FIFA a reorganizar calendarios y sedes bajo presión.
Posición actual del gobierno estadounidense
La administración Biden ha revertido el llamado «veto musulmán», y ha señalado su compromiso con una política migratoria que promueva los derechos humanos y la igualdad. Según un informe oficial del Departamento de Estado ([fuente](https://www.state.gov/travel-policy-guidance/)), la política de visados actual está diseñada para facilitar la participación en eventos internacionales y garantizar una recepción justa a atletas y organizaciones deportivas.
Sin embargo, si Trump regresa a la presidencia en las elecciones de noviembre de 2024, las condiciones podrían cambiar drásticamente.
¿Puede la FIFA intervenir? ⚽
La FIFA históricamente ha evitado intervenir en cuestiones estrictamente diplomáticas o políticas, pero en este caso se trata también de una cuestión de operativo deportivo. La exclusión de jugadores por razones ajenas al deporte va en contra de los principios fundamentales del fútbol.
En declaraciones previas, la FIFA ha exigido condiciones de accesibilidad total a todos los equipos participantes. Por lo tanto, si se implementara nuevamente un veto migratorio, se podría ejercer presión sobre EE.UU. para asegurar entradas específicas o visados temporales especiales a las delegaciones oficiales.
¿Y los aficionados? 🇺🇸🚧
Una gran cantidad de ingresos durante el Mundial proviene del turismo deportivo. Limitar la entrada de aficionados por razones políticas no solo afectaría la experiencia del evento, sino también la economía local estadounidense.
De implementarse otro veto, esto podría representar una pérdida millonaria en ingresos por turismo y reforzar la percepción de que el Mundial no está al alcance de todos.
Conclusión
El Mundial 2026 representa una oportunidad sin precedentes de unidad, diversidad y celebración global. Sin embargo, los posibles escenarios políticos que podrían gestarse con la reelección de Donald Trump generan incertidumbres que no pueden ignorarse.
La FIFA, junto a Canadá, México y Estados Unidos, deberá tomar decisiones anticipadamente para asegurar que el fútbol siga siendo un espacio de inclusión y respeto por encima de las barreras geopolíticas. Aunque aún queda más de un año para definir el panorama político estadounidense, los organizadores no pueden permitirse improvisar cuando se trata del evento deportivo más grande del planeta.
Los ojos del mundo estarán puestos no solo en el rendimiento de las selecciones, sino también en cómo la política internacional influirá —o no— en el espíritu del Mundial. 🌍⚽
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