Un nuevo y estremecedor episodio sacude a Indonesia, donde una adulta mayor de 74 años perdió la vida luego de ser atacada por una serpiente pitón gigante mientras trabajaba en el campo. El caso ocurrió en la provincia de Célebes Meridional y se convirtió en la tercera muerte registrada por ataques de este tipo desde junio, un dato que mantiene en alerta a las autoridades y a las comunidades rurales.
La víctima, identificada como Maga, había salido el miércoles por la mañana a realizar tareas agrícolas cerca de su vivienda, pero nunca regresó. Al notar su ausencia, sus familiares iniciaron una intensa búsqueda que terminó de la peor manera: la mujer fue hallada sin vida tras haber sido atacada por una pitón de más de cuatro metros de largo.

Según informó Supriadi, vocero de la policía de la ciudad de Palopo, la mujer habría sido estrangulada y mordida por la serpiente, un comportamiento típico de estas especies constrictoras. Vecinos del lugar encontraron a la pitón en pleno ataque y la golpearon hasta matarla, momento en el que el animal regurgitó el cuerpo, ya que había ingerido gran parte de la víctima.
El jefe del distrito de Padang Lambe, Awaluddin, explicó que fue la propia hija de Maga quien la encontró el viernes cerca de la casa familiar. El cuerpo presentaba mordeduras visibles en la cabeza y en las piernas, lo que confirmó la brutalidad del ataque.
Este caso se suma a otros dos episodios recientes que generaron conmoción en la región. En junio y julio, dos mujeres fueron encontradas muertas dentro del cuerpo de pitones de cinco y ocho metros, respectivamente. Incluso el año pasado, habitantes de la misma provincia mataron a una serpiente de ocho metros que se había comido a un agricultor.

Si bien los expertos coinciden en que los ataques mortales de serpientes constrictoras a humanos son extremadamente raros, la repetición de estos hechos en Indonesia ha despertado preocupación. Las pitones, originarias del sur de Asia, son las serpientes más largas del mundo y pueden superar los diez metros de longitud. No utilizan veneno: capturan a sus presas con sus dientes curvos, las asfixian envolviéndolas con su cuerpo y luego las tragan enteras.
Las autoridades locales continúan investigando los casos y advierten que la expansión de zonas rurales y agrícolas, sumada a la cercanía con hábitats naturales, podría estar incrementando los encuentros peligrosos entre humanos y estos reptiles gigantes. Mientras tanto, el miedo crece entre los habitantes de las áreas más alejadas, donde el trabajo diario en el campo puede convertirse, inesperadamente, en una tragedia.




