En un suceso digno de película de ciencia ficción, un aro metálico de media tonelada y 2.5 metros de diámetro cayó del cielo sobre una villa en Makueni, Kenia. Aunque el objeto no causó daños, su origen es un completo misterio y ha llevado a la Agencia Espacial de Kenia (KSA) a iniciar una investigación para determinar si se trata de una pieza de un cohete espacial.
Según la KSA, estos objetos suelen quemarse al reingresar a la atmósfera terrestre o caer en áreas deshabitadas como los océanos. Sin embargo, este incidente desafía esas estadísticas y plantea preguntas sobre los peligros de la creciente basura espacial.
¿Basura espacial fuera de control?
La NASA estima que hay más de 6,000 toneladas de debris orbitando la Tierra. Aunque la mayoría termina en regiones desérticas o tundras remotas, algunos casos recientes han causado impacto:
- En 2024, un fragmento de una nave de SpaceX aterrizó en un resort en Carolina del Norte.
- Ese mismo año, una pieza de la Estación Espacial Internacional perforó el techo de una casa en Florida.
Ahora, este aro que cayó en Kenia reaviva los temores sobre los riesgos de la basura espacial, tanto en la Tierra como para futuras misiones.
¿Qué sigue?
La KSA ha asegurado que investigará el caso bajo el marco de la Ley Espacial Internacional y pide no especular sobre su origen. Pero una cosa está clara: con un trozo de debris cayendo cada día sobre el planeta, este fenómeno podría convertirse en una amenaza mayor de lo que imaginamos. ¿Será este un llamado de alerta para la exploración espacial?