Lo que comenzó como una tragedia climática terminó revelando un capítulo fascinante de la prehistoria. Las intensas inundaciones que azotaron Texas Hill Country a principios de julio, dejando al menos 135 muertos, arrasaron con tierra, árboles y escombros en el condado de Travis… y, en el proceso, destaparon 15 enormes huellas de dinosaurios perfectamente preservadas en el lecho de Sandy Creek.
El hallazgo, realizado por un voluntario durante las labores de limpieza, corresponde a dinosaurios carnívoros similares al Acrocanthosaurus, un depredador bípedo de unos 11 metros de largo que habitó la región hace entre 110 y 115 millones de años. Cada pisada, de tres garras y hasta 50 centímetros de largo, quedó impresa en la piedra caliza de la Formación Glen Rose, una capa geológica que ha conservado este testimonio desde el Cretácico temprano.
El paleontólogo Matthew Brown, de la Universidad de Texas en Austin, trabaja junto a autoridades y equipos de monitoreo ambiental para proteger las huellas de posibles daños durante la recuperación de la zona. “Identificamos las huellas y delimitamos áreas para que la maquinaria pesada no pase por encima de ellas”, explicó.
Imágenes compartidas por el residente local Carl Stover muestran las marcas sobresaliendo del terreno blanquecino, apenas más grandes que un pie humano, pero lo suficientemente claras como para imaginar a estos gigantes atravesando la región millones de años atrás.
El lugar se encuentra a poco más de 300 kilómetros del Parque Estatal Dinosaur Valley, famoso por sus propias pisadas fósiles. Sin embargo, este nuevo descubrimiento podría ofrecer información inédita: Brown y su equipo planean mapear y escanear en 3D la zona para determinar si las huellas pertenecen a un solo dinosaurio o a un grupo que deambulaba por las antiguas llanuras de Texas.
En medio de la devastación que dejaron las lluvias, Sandy Creek guarda ahora un nuevo tesoro: un recuerdo pétreo de un mundo que existió mucho antes de que el primer ser humano pisara la Tierra.
